Angie Urrego, una colombiana que emigró a Estados Unidos, logró lo que muchos sueñan y es construir seis apartamentos en su país. Sin embargo, su historia está lejos de ser una fantasía. Tras cuatro años de trabajo constante, reveló que alcanzar ese objetivo implicó renuncias, disciplina extrema y sobre todo, abrir los ojos ante una realidad que muchos prefieren ignorar.
Llegó sin papeles, sin hablar inglés y sin un rumbo claro. “Nadie te dice lo duro que es estar solo, sentirte perdido, no saber cómo avanzar”, confesó en sus redes, donde comparte su experiencia para orientar a otros migrantes. Su historia se ha viralizado por su honestidad, dejando claro que el sueño americano no se trata solo de trabajar más, sino de trabajar con estrategia.
@angieurrego088 Primeramente gracias a Dios, mi papá y mi primo. Les cuento como fue el proceso y los precios de mi casa en Colombia, trabajando desde usa, les comparto con la idea de que se motiven, siempre se inicia con poco, lo importante es dar el primer paso y el resto del camino lo pone Dios, espero que con este video pueda guiarlos y darles una idea del presupuesto, gracias por todo es apoyo que me han dado ♥️ quiero darles todos los tips que me han ayudado 🙌🏻 yo también quiero que cumplan sus sueños 🏡♥️✨🙏 #casa #costo #colombia #migrantes #usa #sueñoamericano #viral #mesera #metas #motivacion ♬ sonido original – Angie Urrego
Una de las claves de su proceso fue regularizar su estatus migratorio. Con solo 100 dólares, accedió a una consulta legal que le permitió obtener su IT Number, herramienta con la que abrió una cuenta bancaria, solicitó préstamos, accedió a seguros y mejoró su movilidad en el país. “No lo subestimen”, insistió.
Además, advirtió sobre uno de los errores más frecuentes entre migrantes: enviar todo el dinero a Colombia, sin ahorrar nada para sí mismos. “No puedes vivir sufriendo acá solo para que los de allá estén bien. Hay que ponerse en primer lugar”, afirmó.
Disciplina, metas y nada de lujos
Angie no tuvo ingresos altos ni un empleo de oficina, pero fue estricta con sus finanzas. Ahorró cada centavo posible, evitó lujos y se trazó metas concretas. En cuatro años, reunió casi 94.000 dólares. “Al principio parece imposible, pero todo cambia cuando se prioriza. Los bolsos, los viajes y el maquillaje pueden esperar”, señaló. Su consejo más claro y no se trata de cuánto se gana, sino de cómo se administra. Incluso trabajando en oficios varios, logró resultados porque se enfocó en construir capital, no en aparentar bienestar.
Durante los primeros años trabajó con dificultad, sin hablar inglés. Pero aprender el idioma fue un punto de quiebre. Al dominarlo, consiguió empleo como mesera en un buen restaurante y duplicó sus ingresos. “Invertir en el idioma fue lo mejor que hice”, aseguró. A partir de ahí, su camino se aceleró.
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Además, no todo fue dinero, puesto que Angie admitió que el desafío más grande fue emocional. “Uno se siente solo. Mientras todos a tu alrededor gastan en salidas, tú estás pensando en ahorrar cada centavo. Y eso no es fácil”. La presión, el aislamiento y la comparación constante con otros migrantes fueron parte del proceso. Por eso, hoy comparte en redes sociales no solo sus logros, sino también herramientas para el bienestar mental. Insta a otros a cuidar su salud emocional, evitar comparaciones y buscar apoyo.