Desde tempranas horas, familiares, amigos y figuras políticas se reunieron en el Salón Elíptico del Congreso para esperar el cuerpo del senador y precandidato Miguel Uribe Turbay. La jornada inició con incertidumbre, pues el féretro debía llegar en la tarde, pero el traslado se postergó varias veces. Medicina Legal realizó durante más de nueve horas los análisis forenses, retrasando la entrega del cuerpo. Finalmente, el ataúd llegó cerca de las 9:00 de la noche.
Mientras el recinto se llenaba, personalidades de diferentes corrientes políticas arribaban en silencio o con breves mensajes. El exsenador David Luna y figuras del uribismo como Andrés Barrios y Fabio Valencia Cossio optaron por no dar declaraciones extensas. Entre los presentes también estuvieron César Gaviria y su hijo Simón, así como representantes internacionales, quienes entraron por accesos alternos para evitar la atención de la prensa.
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Homenajes y mensajes de unidad
El ingreso del féretro, escoltado por la Policía y luego por el Batallón Guardia Presidencial, marcó el inicio del homenaje. La vicepresidenta del Senado, Ana Paola Agudelo, tomó la palabra en nombre de Lidio Turbay para despedir al congresista y destacar su fe en Dios. El presidente de la Cámara, Julián López, instaló oficialmente la cámara ardiente. Las flores, la fotografía en gran formato y el silencio solemne transformaron el salón en un espacio de despedida y reflexión.
A nombre de la familia, César Turbay Quintero llamó a dejar de lado los discursos de odio y a buscar la paz. Posteriormente, María Claudia Tarazona, esposa de Uribe, se dirigió a los medios para pedir que la memoria de su esposo se honre con amor y no con venganza. Con voz quebrada, recordó al hombre más allá del político: un esposo y padre que tocaba piano, jugaba ajedrez y componía canciones para su familia.
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Un adiós cargado de simbolismo político y social
La velación del primer día no solo fue un acto íntimo de despedida, sino también una declaración colectiva contra la violencia política que sigue golpeando a Colombia. Líderes de distintos partidos coincidieron en que su asesinato representa un llamado urgente a la unidad frente al narcotráfico y la inseguridad. Algunos, como el representante Christian Garcés, subrayaron que el país debe cerrar filas contra quienes financian la violencia.
El expresidente Juan Manuel Santos y su esposa llegaron en horas de la noche para dar el pésame a la familia. La ceremonia, que no superó una hora, concluyó con un minuto de silencio y la marcha fúnebre. Entre abrazos y lágrimas, la primera jornada de cámara ardiente dejó claro que la figura de Miguel Uribe Turbay trasciende las banderas políticas, y que su partida deja un vacío difícil de llenar en la vida pública y en el corazón de quienes lo conocieron.
