El 13 de agosto, Bogotá vivió una jornada de luto y homenaje. El féretro del senador Miguel Uribe Turbay, asesinado tras un atentado ocurrido el 7 de junio, fue trasladado desde la Catedral Primada, donde se ofició la misa exequial, hasta el Cementerio Central. Escoltado por la Guardia Presidencial, el cortejo ingresó al camposanto a las 2:35 p. m., para darle sepultura en el corredor central, en el último espacio disponible de ese sector.
La tumba de Uribe Turbay, realizada en mármol gris pulido, quedó flanqueada por las de Juan Pablo Llinás, exalcalde de Bogotá, y Gilberto Álzate Avendaño, histórico dirigente conservador. Muy cerca reposan también los restos de Laureano Gómez, presidente de Colombia entre 1950 y 1953. Sobre la lápida, grabada con letras negras y adornada con flores blancas y un lazo con los colores nacionales, se leen las fechas de su nacimiento (28 de enero de 1986) y su fallecimiento (11 de agosto de 2025).
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La ceremonia final, que duró alrededor de 20 minutos, comenzó a las 3:05 p. m. Familiares y amigos arrojaron flores y pañuelos blancos sobre el ataúd, mientras el sacerdote de la Iglesia maronita de Bogotá pronunciaba palabras de despedida. Uno de los momentos más conmovedores fue cuando su hijo Alejandro, de cuatro años, acompañado de su madre María Claudia Tarazona, se acercó en silencio a despedirse de su padre. El gesto evocó un episodio doloroso en la vida del senador: la pérdida de su madre, la periodista Diana Turbay, cuando él tenía la misma edad.
César Gaviria, Ernesto Samper y Juan Manuel Santo, los expresidentes que asistieron al funeral de Miguel Uribe
Entre los asistentes estuvieron expresidentes como César Gaviria, Ernesto Samper y Juan Manuel Santos, así como la exvicepresidenta Marta Lucía Ramírez. Por decisión de la familia, no hubo representación oficial del Gobierno actual. La despedida también contó con la presencia de figuras internacionales, como el subsecretario de Estado estadounidense Christopher Landau, el senador republicano Bernie Moreno y el jefe de la misión diplomática de Estados Unidos en Colombia, John T. McNamara.
Con este sepelio se cerraron los actos oficiales que iniciaron con la cámara ardiente en el Capitolio Nacional, por donde miles de ciudadanos pasaron para rendirle homenaje. Miguel Uribe Turbay, quien soñaba con llegar a la Presidencia, quedó inscrito en la memoria del país no solo por su trayectoria política, sino por el trágico final que lo unió, en la eternidad, a otros nombres emblemáticos de la historia colombiana.