Colombia enfrenta un desafío estructural en su desarrollo social y económico: 2,49 millones de jóvenes conocidos como “ninis” porque no estudian ni trabajan están actualmente por fuera de los escenarios de formación académica y laboral, según el más reciente informe del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane).
La problemática golpea con mayor fuerza a las mujeres, que representan el 68% de esta población, es decir, cerca de 1,69 millones, frente a los 795.000 hombres que están en la misma situación. Para los expertos, esto refleja no solo la falta de oportunidades, sino también las barreras históricas que limitan la participación femenina en el mercado laboral y en la educación superior.
Pese a que el desempleo general ha mostrado una leve mejoría la tasa nacional se ubicó en 8,6% en junio de 2025, con una reducción de 1,7 puntos porcentuales respecto al año anterior, el panorama para los jóvenes sigue siendo crítico. La Alianza por la Inclusión Laboral (AIL) advierte que el 43% de la juventud colombiana permanece desconectada del sistema educativo y del trabajo, lo que demuestra la fragilidad del puente entre formación y empleabilidad.
Muchos jóvenes en Colombia no ingresan a la educación superior
La situación es aún más alarmante en regiones apartadas como Guainía, Vaupés y Amazonas, donde apenas 2 de cada 10 jóvenes logran ingresar a la educación superior. A esto se suma que solo el 11% de quienes deberían cursar grados 10 y 11 tienen acceso efectivo a la educación media. Esta desconexión territorial limita las posibilidades de desarrollo y empuja a muchos a migrar hacia las grandes ciudades en busca de oportunidades.
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El escenario laboral tampoco ofrece alternativas sólidas. El 57,1% de los jóvenes que logran emplearse lo hacen bajo condiciones de informalidad, sin contratos estables, sin acceso a seguridad social y con ingresos que rondan los $907.200 mensuales, por debajo del salario mínimo. Esto genera un círculo vicioso de precariedad que amplía la desigualdad social.
“Cuando se cruzan factores como la pobreza, el género o el lugar de nacimiento, el hilo se tensa más. Y cuando demasiados hilos se rompen, el tejido social ya no abriga, se vuelve frágil, desigual e insuficiente”, señaló Adriana María Lloreda, líder de la AIL.
Desigualdad territorial factor clave en Colombia
Por su parte, Andrés Delgado, executive manager de la firma Michael Page, resaltó que la desigualdad territorial es un obstáculo clave. “En estas zonas, la escasez de empresas formales y la limitada oferta de empleo obliga a los jóvenes a migrar. Quienes no pueden hacerlo enfrentan un panorama desolador”, afirmó a Infobae.
El fenómeno de los “ninis” no solo compromete el presente de millones de jóvenes, sino que también pone en riesgo la competitividad y productividad del país. Analistas insisten en que el Gobierno debe fortalecer las políticas públicas que faciliten la transición de los jóvenes de la escuela al trabajo, con programas de formación técnica y profesional, impulso al emprendimiento y estrategias de empleabilidad con enfoque diferencial de género.
De no atenderse de manera integral, advierten, esta generación quedará atrapada en la exclusión y la desigualdad, con consecuencias graves para el desarrollo de Colombia.