El Gobierno colombiano mantendrá la prohibición del uso del glifosato en la lucha contra los cultivos ilícitos, pese a la reciente sugerencia del presidente Gustavo Petro de considerar su aplicación aérea en zonas donde la Fuerza Pública ha sido atacada. La decisión fue confirmada por el ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, quien argumentó que las restricciones constitucionales y los riesgos para la salud y el medioambiente hacen inviable retomar esta práctica.
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Durante el foro Apuestas, progresos y perspectivas frente a las drogas en Colombia: Paz, desarrollo, seguridad y cooperación internacional, organizado por la Cancillería, Montealegre sostuvo que la Corte Constitucional ya ha dejado en claro que el glifosato no puede ser una política generalizada del Estado. Incluso en escenarios excepcionales, dijo, sería prácticamente imposible cumplir con los estándares de protección exigidos por la ley.
Salud y medioambiente, la mayor barrera
El ministro recordó que existe evidencia científica que relaciona el glifosato con la generación de cáncer, lo que constituye una amenaza directa al derecho fundamental a la vida y a la salud de las comunidades expuestas. Bajo el principio de precaución, explicó, la sola probabilidad de riesgo basta para impedir su uso en las políticas públicas.
Montealegre enfatizó que, además de los daños sanitarios, el herbicida implica impactos graves sobre los ecosistemas, lo que refuerza la necesidad de mantener la prohibición. “El país no podrá hacer uso del químico para acabar con los campos de coca, salvo que se desarrollen tecnologías que disminuyan sustancialmente sus efectos nocivos”, recalcó.
La postura del Ministerio de Justicia se da apenas dos días después de que Petro sorprendiera con la propuesta de reactivar la aspersión aérea como medida de respuesta frente a la violencia de grupos armados. Sin embargo, la decisión del alto tribunal y las consideraciones constitucionales mantienen el cierre total a esta alternativa.
En conclusión, Colombia continuará con la erradicación manual y otras estrategias alternativas para enfrentar el narcotráfico, descartando, al menos por ahora, un retorno al glifosato.