La guerra en Ucrania sigue dejando víctimas más allá de sus fronteras. En las últimas horas se conoció que nueve colombianos fallecieron en medio de un ataque ruso contra posiciones ocupadas por combatientes internacionales. Según información preliminar, las tropas rusas bombardearon una trinchera en la que se encontraban voluntarios de distintos países, sin darles oportunidad de responder. Se estima que en el hecho murieron cerca de 90 personas.
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Los colombianos muertos fueron identificados como Carlos Andrés Bohórquez Torres, Edier Andrés García Cabrera, Luis Fernando Acosta Tovar, Francisco Alexander Jiménez Benavides, Wiliam Ricardo Bucuru Alejo, Sebastián Serra Acosta, Álvaro Manuel Salgado Guerra, Vale Drasca y José Manuel Sarmiento Movilla. Este último, oriundo de Cartagena, despertó especial conmoción al conocerse que tenía apenas 26 años y había manifestado en redes sociales su vocación militar desde que prestó servicio en 2019.
Proceso de repatriación de los cuerpos será costos para sus familias
La mayoría de las víctimas eran exmilitares que decidieron sumarse al ejército ucraniano, alentados por ofertas económicas que superaban los ingresos posibles en Colombia. Sin embargo, su decisión los llevó a enfrentar la crudeza de un conflicto que no les pertenecía y que ha cobrado la vida de decenas de nacionales desde que inició la invasión rusa en febrero de 2022.
El proceso de repatriación de los cuerpos representa ahora un reto doloroso y costoso para las familias, que deben afrontar la burocracia y los altos precios de trasladar a sus seres queridos desde un territorio en guerra. En redes sociales, allegados y conocidos han expresado mensajes de despedida y luto, recordando a los jóvenes como hombres que, aunque motivados por razones económicas, se vieron atrapados en una guerra lejana y devastadora.
La situación vuelve a encender el debate sobre la participación de colombianos en conflictos extranjeros, donde la promesa de altos salarios contrasta con el riesgo de no regresar jamás.