La violencia no da tregua en la zona costera de Sucre. En un comunicado que circuló en Tolú y que se dio a conocer por El Tiempo; el Clan del Golfo, también conocido como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), se atribuyó los asesinatos cometidos en este municipio turístico y en la vecina población de Coveñas, donde en conjunto se contabilizan 36 homicidios en lo corrido de 2025. La mayoría de las víctimas, según las autoridades, tenían antecedentes judiciales y presuntos vínculos con el microtráfico de drogas.
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Los hechos más recientes incluyeron el asesinato de dos hombres en la vía hacia las Playas del Francés, ambos con historial judicial. Horas después, el grupo armado difundió un panfleto en el que no solo se atribuyó los ataques, sino que también declaró un toque de queda desde las 11:00 de la noche, deslindándose de la responsabilidad por lo que ocurra a quienes permanezcan en las calles después de ese horario.
Aumento de homicidios y respuesta de las autoridades
La situación es crítica: los 36 homicidios registrados en lo que va del año en Tolú y Coveñas duplican las cifras de 2024, cuando se reportaron 16 casos. Las autoridades sostienen que la mayoría de estos crímenes obedecen a disputas entre bandas dedicadas al microtráfico de drogas, en las que jóvenes en situación de vulnerabilidad son usados como expendedores.
La Policía Nacional respondió de manera enfática, señalando que la seguridad y el orden son competencia exclusiva del Estado y reforzando su presencia en la región junto con las Fuerzas Militares. “Ningún grupo ilegal puede imponer normas sobre la población civil”, advirtió la institución.
El anuncio del Clan del Golfo coincidió con la captura de siete presuntos integrantes de la subestructura Manuel José Gaitán, sindicados de homicidios selectivos y tráfico de drogas. Entre ellos figuran alias Picapiedra, Johan y Joche, quienes tendrían roles clave en asesinatos ocurridos en Sincelejo y otros municipios del departamento.
Mientras el grupo armado mantiene conversaciones con el Gobierno en Doha (Qatar), los hechos violentos en Tolú y Coveñas reflejan la fragilidad de la seguridad en la región y la urgencia de medidas más efectivas para frenar la ola criminal.