La periodista y precandidata presidencial Vicky Dávila agitó el panorama político tras publicar un mensaje en X donde lanzó fuertes críticas contra Abelardo de la Espriella, también aspirante a la Casa de Nariño. En su publicación, lo acusó de ser un “tigre de papel” y de actuar como un hombre ostentoso que cree que “todo se compra con plata”.
Dávila señaló que, según un artículo periodístico, gran parte del dinero que De la Espriella invierte en apuestas se concentra en una sola cuenta, lo que demostraría, en su opinión, incoherencias en su discurso. La precandidata insinuó, además, que buena parte de quienes lo rodean no confían en él y que, paradójicamente, muchos prefieren apostar en su contra.
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Vínculos cuestionados y acusaciones directas
La precandidata no se limitó a criticar su estilo de vida, también lo relacionó directamente con Alex Saab, a quien definió como “su amigo, testaferro de Nicolás Maduro”. En ese mismo mensaje, Dávila afirmó que tanto Saab como De la Espriella representan lo mismo en la política latinoamericana: intereses personales y relaciones con poderes cuestionados.
“Petro y el amigo del testaferro de Maduro son lo mismo”, escribió Dávila, asegurando que la diferencia radica únicamente en que uno se camufla en el discurso de la derecha mientras el otro apoya abiertamente al régimen venezolano. Sus declaraciones no solo generaron revuelo entre los seguidores de ambos precandidatos, sino que también despertaron el interés de la opinión pública sobre los posibles vínculos políticos y económicos que rodean a la contienda.
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Reacciones y debate político encendido
La publicación de Dávila no tardó en provocar una ola de reacciones. En redes sociales, el tema se convirtió rápidamente en tendencia, con mensajes de apoyo y rechazo hacia ambos candidatos. Mientras algunos usuarios respaldaron la valentía de la periodista por señalar posibles inconsistencias, otros la acusaron de recurrir a ataques personales para ganar protagonismo en la campaña.
En el terreno político, varios precandidatos aprovecharon la polémica para llamar la atención sobre la necesidad de un debate más transparente. Algunos insistieron en que la contienda presidencial no puede reducirse a acusaciones personales, sino que debe enfocarse en propuestas concretas. Sin embargo, otros destacaron que las denuncias sobre ética y financiación política no pueden pasar desapercibidas.