La deserción escolar crece con fuerza en determinadas zonas rurales y urbanas de Buenaventura. Según denuncias, aproximadamente el 20 % de estudiantes de la vereda La Gloria, sede del colegio Néstor Humberto Tenorio, han dejado de asistir por miedo a ser reclutados.
La cifra se traduce en que de cerca de 130 alumnos que iniciaron el año, solo quedan unos 89 matriculados en esta sede.
¿Quiénes advierten del problema y dónde sucede?
El personero de Buenaventura, Carlos Potes, lidera la advertencia pública sobre este fenómeno. Él vincula directamente las desapariciones escolares con amenazas realizadas por actores armados.
También padres y contralores estudiantiles han manifestado su preocupación: han exigido medidas como clases virtuales o reducción del horario escolar en zonas de riesgo.
¿Cuándo se agrava la situación y cómo actúan los agresores?
Desde los primeros meses del año el clima de violencia se intensificó. En septiembre de 2025, se documentaron amenazas explícitas contra estudiantes de cinco colegios. En algunos casos, delincuentes exigen a los menores que no asistan a clases bajo amenaza de muerte.
La tensión es aún más palpable en zonas rurales donde la presencia armada es habitual, y los estudiantes deben transitar por rutas inseguras para llegar a sus colegios.
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¿Por qué está ocurriendo y qué implicaciones tiene?
La violencia territorial ejerce presión directa sobre familias, docentes y autoridades, colocando la escuela como un espacio de riesgo.
El reclutamiento forzado emerge como uno de los factores centrales: actores armados usan amenazas para alejar jóvenes del sistema educativo, incorporarlos o mantener control territorial.
Este proceso erosiona el derecho a la educación y pone en jaque el futuro académico y social de miles de menores.