El más reciente balance de la Registraduría Nacional del Estado Civil sobre los nombres más usados durante el 2025 revela una realidad contundente: la tradición sigue mandando en Colombia, pero bajo nuevas reglas. Nombres como Mateo y Lucía encabezan las listas, demostrando que, aunque los padres buscan modernidad, no han abandonado del todo las raíces clásicas.
Tradición vs. modernidad
A diferencia de lo que se cree, el listado oficial muestra que los nombres tradicionales siguen siendo los más populares, pero ahora se registran de forma única (sin un segundo nombre) o en combinaciones mucho más ligeras.
Nombres para niñas:
- Lucía: ocupa el primer lugar por su sonoridad clásica y elegante.
- Sofía: se mantiene como el nombre más constante de las últimas dos décadas.
- María: sigue vigente y continúa apareciendo solo o con nombres cortos como María José.
- Isabella: un puente entre lo tradicional y lo moderno que no pierde fuerza.
- Emma: la principal influencia internacional que logra colarse entre los clásicos.
Nombres para niños:
- Mateo: el líder absoluto del 2025, preferido por su fuerza y sencillez.
- Samuel: continúa siendo una de las opciones más sólidas en todo el país.
- Santiago: un nombre tradicional que se resiste a salir de los primeros puestos.
- Emiliano: ha ganado terreno rápidamente, convirtiéndose en el favorito de la nueva generación.
- Thiago: la opción moderna que compite directamente con los nombres bíblicos.
¿Por qué persiste la tradición?
A pesar de la creencia popular de que nombres como “José” o “Juan” están en el olvido, las cifras de la Registraduría muestran que los padres siguen valorando la herencia familiar. La diferencia radica en que ahora se busca evitar la homonimia (nombres repetidos) y las complicaciones administrativas de tener tres o cuatro nombres.
- Versatilidad: los padres modernos eligen nombres tradicionales que tengan fácil traducción o pronunciación en otros idiomas, pensando en la movilidad internacional de sus hijos.
- Rescate “Vintage”: nombres que usaban los abuelos están regresando, pero eliminando el segundo nombre religioso que antes era obligatorio por costumbre.
Finalmente, el 2025 reafirma que, aunque las tendencias cambien, los colombianos siguen confiando en nombres con historia, priorizando aquellos que ofrecen claridad y modernidad al mismo tiempo.
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