En un movimiento tan excéntrico como ingenioso, Sydney Sweeney, actriz reconocida por su papel en Euphoria, vuelve a sacudir las redes sociales y el mercado con un producto que pocos imaginaron pero muchos pidieron. La artista anunció que lanzará una edición limitada de jabón en barra llamada Sydney’s Bathwater Bliss, elaborado con el agua “real” de su propia bañera.
Esta particular colaboración es el resultado de una alianza con Dr. Squatch, una marca especializada en productos naturales de higiene masculina. La asociación no es nueva, puesto que en octubre pasado, la actriz protagonizó un anuncio viral para el gel corporal de la marca. En ese video, Sydney aparecía relajándose en una bañera mientras se dirigía a “niños sucios” con tono divertido y provocador.
La respuesta del público fue inmediata y obsesiva. Según explicó Sweeney en su cuenta de Instagram: “Siguieron preguntando por mi agua de baño… así que la mantuvimos”. La frase, que podría sonar a broma, se convirtió en realidad empresarial.
¿Una locura o una genialidad?
La línea de jabón estará disponible a partir del 6 de junio en el sitio web oficial de Dr. Squatch. Cada barra se venderá por US$8. Lo que podría parecer un simple producto de cuidado personal, se ha transformado en una pieza de colección para fans y curiosos. La marca incluso lanzó un concurso que premiará a 100 ganadores mayores de 18 años con una muestra gratuita del jabón.
El producto está diseñado para evocar sensaciones de naturaleza y frescura. Según la descripción oficial, combina aromas de pino, abeto Douglas, musgo y una pizca del agua de la bañera de Sydney. “Es la mezcla definitiva de serenidad al aire libre y la intimidad del baño de Sydney Sweeney”, asegura el comunicado de prensa.
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Las redes sociales se llenaron de comentarios que oscilan entre la incredulidad, la fascinación y el humor. Algunos ven en la estrategia un ejemplo perfecto del nuevo marketing experiencial, donde lo absurdo se convierte en oro. Otros cuestionan la ética y el límite del culto a las celebridades. Lo cierto es que, en el universo de las estrellas y el consumo viral, nada parece demasiado extraño.
