En su primer día en el cargo, Donald Trump firmó un decreto que pretende acabar con el derecho a la ciudadanía por nacimiento, una disposición consagrada en la Enmienda 14 de la Constitución de Estados Unidos desde 1868. La medida busca negar la nacionalidad a los hijos de inmigrantes indocumentados o personas con estancias temporales que nazcan en suelo estadounidense. Según el gobierno, esta acción se aplicará únicamente a los nacimientos futuros.
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“En un futuro, el gobierno federal no reconocerá la ciudadanía automática por nacimiento a los hijos de inmigrantes que llegaron de forma ilegal”, declaró un alto funcionario del nuevo gobierno en una rueda de prensa.
La Enmienda 14 establece que todas las personas nacidas en territorio estadounidense son automáticamente ciudadanos del país. Sin embargo, Trump y sus aliados argumentan que esta interpretación es demasiado amplia y necesita ser revisada. Líderes legales y políticos han señalado que la medida enfrenta serios obstáculos constitucionales. Paul Ryan, expresidente republicano de la Cámara de Representantes, afirmó que “no se puede eliminar la ciudadanía por nacimiento mediante un decreto” y calificó la acción como inconstitucional.
Medida con implicaciones sociales y económicas
Los críticos señalan que para modificar esta disposición sería necesario proponer una enmienda constitucional, lo que requeriría una mayoría de dos tercios en ambas cámaras del Congreso y la ratificación de tres cuartas partes de los estados. Expertos legales anticipan que el decreto será desafiado en los tribunales.
La medida también tiene implicaciones sociales y económicas. Los niños nacidos de padres indocumentados podrían enfrentar dificultades para acceder a servicios básicos, obtener pasaportes y trabajar legalmente. De acuerdo con datos del centro de investigación Pew, en 2022 había aproximadamente 1,3 millones de adultos nacidos en Estados Unidos de padres sin estatus legal.
El anuncio de Trump marca un cambio drástico en las políticas de inmigración y podría polarizar aún más el panorama político. Mientras los activistas preparan estrategias para combatir la medida, Trump parece decidido a cumplir con una de sus promesas más controversiales.
