Las dificultades en el sistema eléctrico de Venezuela han llevado al régimen de Nicolás Maduro a tomar una decisión drástica: a partir del próximo lunes, los trabajadores del sector público solo deberán laborar tres días a la semana. La medida, que se implementará durante al menos seis semanas, busca contrarrestar los efectos de la sequía que ha afectado el nivel de los embalses responsables de generar energía en el país.
El nuevo esquema laboral establece que los empleados estatales trabajarán únicamente lunes, miércoles y viernes en un horario reducido de 8:00 a.m. a 12:30 p.m., lo que equivale a apenas 13,5 horas semanales. Aunque la medida afecta a gran parte del sector público, el ámbito educativo seguirá funcionando bajo su propia dinámica, ya que los profesores han visto limitadas sus actividades a tres días por semana debido a la escasez de personal y los bajos salarios.
Mientras el Gobierno presenta esta acción como una solución temporal para mitigar la crisis eléctrica, los expertos y opositores aseguran que se trata de un reflejo del deterioro continuo de los servicios básicos en Venezuela. La falta de inversión en infraestructura y mantenimiento del sistema energético ha llevado a la nación a operar por debajo de su capacidad.
Crisis energética y medidas complementarias
El Ministerio de Energía Eléctrica ha instado a la población a tomar medidas para reducir el consumo de energía. Entre las recomendaciones están ajustar la temperatura de los aires acondicionados a 23 grados centígrados, aprovechar la luz natural en la mayor medida posible y desconectar los aparatos electrónicos cuando no estén en uso. Sin embargo, estas acciones han sido recibidas con escepticismo, ya que los constantes cortes de luz y apagones han dejado a muchas familias sin acceso regular a la electricidad.
Según Oscar Murillo, director de la ONG Provea, la producción de energía en Venezuela se encuentra en un estado crítico, funcionando un 80% por debajo de su capacidad. Esto ha obligado al Gobierno a recurrir nuevamente a medidas de racionamiento como una forma de evitar el colapso total del sistema eléctrico.
Una solución temporal o una crisis prolongada
Las autoridades han señalado que esta reducción de la jornada laboral se mantendrá inicialmente por seis semanas. Sin embargo, también han advertido que, si la crisis energética no mejora, podrían tomarse nuevas medidas restrictivas. La incertidumbre sobre la duración real de estas disposiciones genera preocupación entre los ciudadanos, quienes ya han experimentado múltiples dificultades debido a la inestabilidad económica y el colapso de los servicios públicos.
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Mientras tanto, la población venezolana continúa enfrentando un panorama de precariedad en el acceso a la electricidad, con apagones prolongados en diversas regiones del país y un sistema eléctrico que parece lejos de una recuperación definitiva.