Durante los últimos años, plataformas como Shein y Temu han revolucionado el comercio electrónico global, conquistando al público con precios increíblemente bajos y catálogos casi infinitos. La clave de su éxito radicaba no solo en sus estrategias digitales agresivas, sino también en una ventaja arancelaria poco conocida: El régimen de minimis, que permitía importar productos por debajo de los 800 dólares sin pagar impuestos en Estados Unidos; pero eso está por cambiar.
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El presidente Donald Trump anunció la eliminación de este beneficio, lo que significa que, a partir del 2 de mayo, todo producto importado desde China o Hong Kong sin importar su precio estará sujeto a impuestos. Esta medida se enmarca en una nueva ofensiva comercial del gobierno estadounidense, que ya había impuesto un arancel del 34 % a las importaciones chinas, elevando el total de gravámenes al 54 %. La respuesta del gobierno chino no se hizo esperar, con medidas recíprocas que aumentan la tensión en una guerra comercial de consecuencias globales.
Shein y Temu: Un cambio que impacta a todos
El fin de la exención no solo afectará directamente a los compradores frecuentes de Temu y Shein, sino también al ecosistema del e-commerce en general. Muchas tiendas dentro de Amazon y eBay dependen de proveedores chinos para ofrecer precios competitivos; con los nuevos aranceles, esos productos se encarecerán o simplemente dejarán de estar disponibles.
Esto representa un giro drástico para millones de consumidores que se habían acostumbrado a llenar sus carritos virtuales con artículos asequibles, entregados rápidamente y sin cargos ocultos. Las consecuencias podrían ir desde un descenso en las ventas de estas plataformas hasta un cambio en los hábitos de compra hacia alternativas locales o marcas más sostenibles, aunque menos económicas.
Además de los cambios económicos, la decisión de Trump amenaza con alterar una experiencia de compra que hasta ahora se caracterizaba por su accesibilidad y dinamismo. Las aplicaciones de Shein y Temu no solo venden productos; venden una experiencia gamificada, personalizada y diseñada para generar consumo rápido. Sin su principal ventaja; ‘los precios bajos’, esa experiencia podría perder su encanto.
Lo que está en juego no es solo la rentabilidad de dos gigantes chinos, sino también el acceso de millones de consumidores a productos asequibles. La pregunta ahora es si el mercado se adaptará o si este será el inicio de una desaceleración para el e-commerce global tal como lo conocemos.
