Un equipo de científicos de la empresa Colossal Biosciences dio un paso sin precedentes en la biotecnología al anunciar el nacimiento de tres cachorros de lobo gris modificados genéticamente para portar genes clave del extinto lobo terrible, también conocido como lobo gigante. Esta especie, que desapareció hace unos 13.000 años y que alcanzó fama global por la serie Game of Thrones, ahora revive parcialmente en una versión moderna bautizada como “híbridos funcionales”.
Los cachorros, dos machos de seis meses llamados Rómulo y Remo, y una hembra de dos meses llamada Khaleesi, nacieron gracias a una compleja manipulación genética que involucró la edición de 20 genes en células de lobo gris. Estas células, alteradas con material genético recuperado de fósiles, fueron implantadas en madres sustitutas tras exitosas pruebas de fertilización in vitro. Los animales nacieron en un laboratorio privado al norte de Estados Unidos y presentan características que los distinguen de sus parientes actuales: mayor tamaño, pelaje espeso y blanco, colas tupidas y una melena visible.
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Colossal, valorada en más de 10 mil millones de dólares, considera este nacimiento como el primer caso exitoso de desextinción. Aunque los animales no son réplicas exactas del lobo terrible, sí conservan rasgos anatómicos importantes que podrían ayudar a entender mejor a esta especie prehistórica. “Estamos creando copias funcionales de algo que solía estar vivo”, explicó Beth Shapiro, directora científica del proyecto.
Avances tecnológicos en edición genética
El proceso fue posible gracias a avances recientes en edición genética y a una minuciosa recuperación de ADN a partir de fósiles antiguos, entre ellos un diente de 13.000 años hallado en Ohio y un cráneo de 72.000 años encontrado en Idaho. A partir de estos restos, los científicos identificaron los genes responsables del tamaño, pelaje y otros rasgos distintivos del lobo terrible. En algunos casos, sustituyeron mutaciones dañinas por variantes seguras encontradas en perros modernos, para evitar problemas como sordera o ceguera.
Aunque los cachorros permanecerán en cautiverio y su comportamiento no reflejará del todo el de sus ancestros, el experimento abre nuevas posibilidades para la conservación de especies en peligro de extinción, como el lobo rojo de Carolina del Norte. Colossal también ha logrado clonar híbridos de lobo rojo y coyote, lo que podría aportar diversidad genética a poblaciones salvajes.
A pesar del entusiasmo científico, el proyecto también ha generado debate. Algunos expertos advierten que estos avances no resuelven amenazas más urgentes como la caza o la pérdida de hábitat. Grupos ambientalistas señalan que leyes en trámite podrían retirar protecciones a especies como el lobo gris, lo que aumentaría su vulnerabilidad.
Colossal mantiene colaboraciones con comunidades indígenas, como la Nación MHA de Dakota del Norte, interesadas en el valor simbólico y ecológico del lobo huargo. Sin embargo, la posibilidad de liberar estos animales en un mundo moderno donde sus presas naturales ya no existen plantea grandes interrogantes sobre su viabilidad en la naturaleza.
“Estamos ante una hazaña técnica, pero también ante una enorme responsabilidad ética y ecológica”, concluyó Shapiro. Mientras tanto, los lobos del pasado, al menos en parte, caminan nuevamente sobre la Tierra.