Iñaxi Lasa no cree en excusas ni en estereotipos. A sus 100 años, esta mujer vasca asiste al gimnasio todos los días y dedica al menos dos horas a entrenar fuerza. Lejos de dejar que la edad la detenga, ha construido una rutina que desafía las expectativas sociales sobre el envejecimiento. Su historia se ha viralizado en redes sociales, donde comparte fragmentos de sus entrenamientos, inspirando a miles.
A los 93 años, Iñaxi inició esta travesía fitness. Lo hizo después de enfrentarse a varios problemas de salud, entre ellos degeneración macular, glaucoma, artrosis y dos fracturas de cadera. Sin embargo, en lugar de rendirse, tomó un bono de gimnasio que le regaló una cuidadora y comenzó una rutina que hoy en día mantiene con disciplina y entusiasmo.
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La fuerza que vence a la sarcopenia, la rutina de una mujer de 100 años que va al gimnasio
Desde su primer día en el gimnasio, Iñaxi se enfocó en ejercicios de fuerza. Aunque ni ella ni su hijo Ignacio sabían mucho sobre entrenamiento, contrataron a un entrenador personal que los guió en las primeras etapas. “Aprendimos a evitar lesiones y a mantener la masa muscular. Caminar ayuda, pero la fuerza es clave, incluso a los 100 años”, explicó Ignacio.
Con el tiempo, dejaron la asesoría personalizada porque ya dominaban los ejercicios. Otros usuarios del gimnasio también colaboran corrigiendo posturas o enseñando nuevas técnicas. Iñaxi utiliza máquinas como el remo, mancuernas y discos para mantener su cuerpo en forma, demostrando que la edad no es un límite cuando se tiene voluntad.
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Una vida activa desde siempre
La vitalidad de Iñaxi no empezó en el gimnasio. Durante su juventud, trabajó en el campo y se dedicó al cultivo de vegetales y al cuidado de animales. “Antes no existía el deporte como lo conocemos hoy. La vida diaria ya era ejercicio, todo era físico”, recordó en una entrevista con ‘Women’s Health’. Su conexión con la naturaleza y el trabajo manual construyeron las bases de su resistencia actual.
Siempre prefirió estar al aire libre, y aunque hoy sus problemas de visión limitan algunas actividades, mantiene su espíritu activo. “No puedo leer, pero no me duele nada. A veces me molestan las piernas si camino mucho, pero fuera de eso, estoy bien”, confesó a ‘la Vanguardia’. Para ella, vivir hasta los 100 no fue una meta, fue simplemente una consecuencia de una vida en movimiento.
Hoy, Iñaxi se ha convertido en una figura motivadora en plataformas como TikTok e Instagram. En uno de sus videos más populares, lanza una frase que resume su filosofía: “Prefiero ser la más viejita del gimnasio, antes que la más joven del asilo”. Su determinación no solo rompe prejuicios, sino que también abre conversaciones sobre el envejecimiento saludable y el poder del ejercicio físico en cualquier etapa de la vida.
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Ejercicio físico: clave contra la fatiga mental en adultos mayores
El ejercicio además de ser positivo para la salud física de igual forma lo es para la mente, investigadores de las universidades de Birmingham y Extremadura en Reino Unido, concluyeron que la actividad física habitual ayuda a contrarrestar los efectos de la fatiga mental en adultos mayores, especialmente en tareas exigentes. Los resultados confirmaron que las personas físicamente activas conservan mejor su rendimiento cognitivo, incluso cuando están mentalmente cansadas.
El equipo investigador comparó a hombres sedentarios de entre 65 y 79 años con personas más jóvenes y activas. Los más inactivos no solo rindieron menos en pruebas físicas, sino también en ejercicios mentales, particularmente cuando estaban fatigados. En cambio, los mayores que practicaban ejercicio regularmente mostraron una mayor resiliencia y claridad mental.
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Inspiración en redes y filosofía de vida
La historia de Iñaxi Lasa, una mujer que a sus 100 años entrena a diario en el gimnasio, se convierte en una inspiración viva que rompe estereotipos sobre el envejecimiento. Su rutina constante y su determinación no solo fortalecen su cuerpo, sino también su mente, y evidencian que la actividad física puede ser una poderosa herramienta de bienestar en la vejez.
Personas como Iñaxi demuestran que mantenerse activo puede ser una forma poderosa de envejecer con dignidad, independencia y alegría. En un mundo que envejece rápidamente, fomentar la actividad física en los adultos mayores ya no es una opción, sino una necesidad urgente para garantizar una mejor calidad de vida.