Mientras la Iglesia Católica se prepara para despedir al papa Francisco y elegir a su sucesor, una figura controvertida vuelve a generar tensión en el Vaticano, el cardenal Giovanni Angelo Becciu. Condenado por corrupción y destituido por el propio pontífice en 2020, Becciu insiste en participar en el próximo cónclave, desatando una tormenta interna que el Vaticano, por ahora, evita enfrentar públicamente.
A pesar de su condena a cinco años y medio de prisión por su implicación en un escándalo financiero relacionado con la compra irregular de un edificio en Londres, Becciu ya está en Roma. Se ha unido a las congregaciones generales previas al cónclave, reuniones donde los cardenales definen aspectos logísticos del proceso de elección papal y discuten el futuro de la Iglesia.
En 2020, el papa Francisco lo destituyó de su cargo como prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y le retiró los derechos vinculados a su condición cardenalicia. Sin embargo, Becciu asegura que nunca recibió una orden explícita de renunciar a su derecho al voto. Según declaró a un medio italiano, “el papa reconoció mis prerrogativas cardenalicias porque no hubo voluntad de excluirme formalmente del cónclave”.
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Silencio en la Santa Sede y una decisión pendiente
La Santa Sede no ha aclarado si Becciu figura oficialmente entre los cardenales electores. En teoría, hay 135 cardenales menores de 80 años con derecho a voto. Pero la insistencia de Becciu podría llevar ese número a 134, dado que dos de los electores ya anunciaron que no asistirán por razones de salud.
El Vaticano guarda silencio ante esta situación sin precedentes. Según expertos en derecho eclesiástico, la Iglesia históricamente ha permitido la participación de cardenales con condenas, siempre que no exista una exclusión formal. Desde el papado de Clemente V en 1311, se prefiere que todos los electores participen, incluso en circunstancias excepcionales.
La Congregación General tiene la responsabilidad de resolver este dilema. Podría decidir permitir su ingreso a la Capilla Sixtina o mantenerlo fuera del proceso. Por ahora, su presencia en las reuniones iniciales sugiere que su exclusión no es definitiva.
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Una sombra sobre el cónclave
La insistencia de Becciu genera inquietud entre los fieles y dentro de la propia curia. Muchos temen que su participación debilite la credibilidad del proceso de elección del nuevo pontífice. Otros señalan que su caso pone en evidencia la falta de claridad en los protocolos internos del Vaticano.
Mientras Roma se prepara para el funeral del papa Francisco, la Iglesia enfrenta la disyuntiva de permitir que un cardenal condenado participe en el cónclave. El caso Becciu podría convertirse en una prueba crucial para la transparencia y la firmeza institucional del Vaticano en tiempos de cambio.
