El 28 de abril Washington amaneció con un paisaje inusual frente a la Casa Blanca; una serie de carteles con rostros de inmigrantes detenidos por diversos crímenes fueron desplegados en los jardines, con la intención de resaltar la política migratoria de línea dura impulsada por el presidente Donald Trump desde su regreso a la presidencia en enero de 2025.
Según reveló el medio Axios, los carteles que muestran la palabra “Arrestado” en letras destacadas, los delitos atribuidos y el sello oficial de la Casa Blanca fueron colocados estratégicamente para quedar en el fondo de las transmisiones en vivo de los medios de comunicación. Se trata de una medida simbólica promovida desde el Ala Oeste para resaltar la ofensiva contra la migración irregular, en un momento en que la Casa Blanca busca reforzar sus promesas de campaña.
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Los delitos que aparecen en los avisos incluyen acusaciones como homicidio, abuso sexual infantil, secuestro, distribución de fentanilo y actos lascivos contra menores. Aunque los carteles omiten nombres y detalles legales precisos de los implicados, algunos medios confirmaron que entre los señalados hay dos ciudadanos colombianos, además de presuntos integrantes de organizaciones criminales como la Mara Salvatrucha y el Tren de Aragua.
Mensaje claro sobre las prioridades de Trump en su mandato
Un funcionario cercano a Trump afirmó que se busca “mostrar a algunos de los peores inmigrantes ilegales y criminales que han sido arrestados desde el inicio del mandato”. La administración también indicó que este gesto busca enviar un mensaje claro sobre las prioridades del presidente en materia de seguridad y control fronterizo.
Sin embargo, la iniciativa ha desatado una ola de críticas. Diversas organizaciones de derechos humanos y sectores del Congreso han cuestionado el uso de imágenes de personas sin contexto judicial claro, y consideran que se trata de una estrategia propagandística que estigmatiza a comunidades enteras. A esto se suma el creciente malestar ciudadano con la gestión de Trump; encuestas recientes revelan una baja aprobación presidencial, especialmente entre mujeres e hispanos, y una percepción de que su administración ha sobrepasado los límites del poder ejecutivo.
En medio de esta polarización, Trump parece reafirmar su narrativa: mano dura, visibilidad mediática y acciones de alto impacto simbólico, incluso si ello genera controversia internacional.