En una sorpresiva pero estratégica movida, China ha anunciado la suspensión de las medidas arancelarias contra productos de EE.UU.. La decisión llega tras un acuerdo alcanzado este fin de semana con Estados Unidos, que establece una tregua comercial de 90 días. Ambas potencias acordaron reducir los impuestos del 30% al 10% en el caso chino, y del 10% en sentido inverso por parte de Washington.
Durante los primeros días de abril, Beijing había implementado restricciones a productos clave provenientes de Estados Unidos. Entre ellos se encontraban los metales e imanes de tierras raras. Estos componentes son esenciales para industrias como la automotriz, la aeroespacial y la fabricación de semiconductores. La medida fue interpretada como una respuesta directa a las presiones impuestas por la Casa Blanca.
El nuevo entendimiento bilateral cambia el panorama. Según lo declaró el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, el objetivo de ambas delegaciones fue claro y es evitar una ruptura total. “Lo que ocurrió con estos aranceles tan elevados fue un embargo. Y ninguna de las partes lo desea. Nosotros sí queremos comercio”, señaló durante una rueda de prensa en Washington.
Le puede interesar: Asesinan a influencer mexicana durante transmisión en vivo
Una tregua que baja la temperatura global
La disputa entre las dos mayores economías del planeta venía intensificándose desde hace años. Impulsada por la administración de Donald Trump, la llamada “guerra comercial” pretendía defender el estatus económico de EE.UU. frente al avance de China. La estrategia incluyó medidas arancelarias agresivas, retórica nacionalista y amenazas de desvinculación tecnológica y comercial.
Sin embargo, los efectos colaterales no tardaron en aparecer. La tensión comenzó a afectar los mercados globales, disparó la volatilidad y alimentó el temor a una recesión mundial. La decisión de suspender temporalmente las represalias arancelarias representa un alivio para los sectores productivos de ambas naciones. También permite una ventana de negociación que podría estabilizar el comercio internacional.
Desde Beijing, el presidente Xi Jinping confirmó la suspensión “hasta nueva orden” de las medidas impuestas a productos estadounidenses. Aunque no se detallaron los términos exactos del acuerdo, el gesto ha sido interpretado como un paso hacia el diálogo. Del lado estadounidense, Trump celebró el pacto como una victoria temporal, reiterando que su país debe “proteger su posición frente al avance chino”.
La distensión también tiene un efecto inmediato sobre las proyecciones económicas. Al reducir la presión arancelaria, se espera un repunte en las inversiones y un respiro para las cadenas de suministro globales. En paralelo, la comunidad internacional observa con atención. Una recesión estadounidense, de no haberse evitado, podría haber tenido consecuencias devastadoras en todo el mundo.
