A través de sus redes sociales, Frisby España envió un mensaje claro a los colombianos: “El nombre no cambia, la ambición tampoco. Solo renovamos nuestra imagen para transmitir mejor lo que somos: una propuesta moderna, vibrante y de calidad. Frisby se moderniza para conquistar”. Con esta publicación, la marca busca redefinir su narrativa comercial y proyectar una visión independiente en el competitivo mercado europeo.
En medio de una controversia legal por el uso no autorizado de imagen y marca, Frisby España anunció una transformación de su identidad visual. Frisby España confirmó que dejará de utilizar el logotipo, la mascota y los colores característicos de la reconocida cadena colombiana de pollo frito, con el objetivo de desligarse simbólicamente de su homónima latinoamericana, mas no dejará de utilizar el nombre.
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Distanciamiento visual y pausa en la expansión
La empresa explicó que el rediseño responde a una estrategia para adaptar su oferta a las expectativas del consumidor europeo. La nueva identidad busca comunicar una propuesta sofisticada, alineada con códigos visuales y culturales propios de Europa. Sin embargo, en el fondo, la decisión también intenta calmar los ánimos tras las múltiples críticas en redes sociales y los señalamientos de suplantación de marca.
Junto con la renovación gráfica, Frisby España decidió suspender temporalmente su ambicioso plan de expansión en el país. La medida pretende proteger a los potenciales franquiciados hasta que se resuelva el proceso legal en curso, luego de que Frisby Colombia negara cualquier vínculo con la marca europea y advirtiera sobre la usurpación de su identidad.
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Salida del fundador español agrava la situación
El escándalo también provocó movimientos internos en la sociedad empresarial. Gonzalo Barrenechea Correa, abogado español y uno de los socios fundadores de Frisby España, presentó su renuncia inmediata. Según declaraciones brindadas a una emisora local, Barrenechea denunció la creación de canales digitales, como la página web y las cuentas en redes sociales, sin su conocimiento ni autorización.
El abogado indicó que al enterarse de la situación convocó a los demás socios, expresó su oposición a los hechos y luego formalizó su salida. Esta renuncia añade un nuevo componente a la ya tensa situación que enfrenta la marca española, cuya legitimidad ha sido puesta en tela de juicio tanto por la opinión pública como por expertos en propiedad intelectual.
La controversia entre Frisby España y Frisby Colombia deja al descubierto las dificultades que enfrentan las marcas cuando no protegen adecuadamente su identidad en mercados extranjeros. Mientras la cadena colombiana evalúa acciones legales, la empresa europea intenta mantener su modelo de negocio, ahora con una imagen renovada pero el mismo nombre.
