El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este martes 3 de junio un decreto que duplica los aranceles a la importación de acero y aluminio. A partir de este miércoles, la tarifa sube del 25% al 50%, en un giro drástico en la política comercial estadounidense. Sin embargo, el texto incluye una excepción estratégica y es que el Reino Unido queda temporalmente exento.
La medida, justificada por motivos de seguridad nacional, busca proteger a las industrias metalúrgicas nacionales. Según la Casa Blanca, los gravámenes anteriores no lograron impulsar suficientemente la producción interna ni garantizar el suministro necesario para la defensa nacional.
“El aumento de los aranceles proporcionará un mayor apoyo a estas industrias y reducirá o eliminará la amenaza para la seguridad nacional”, afirma el decreto.
El Reino Unido, un socio privilegiado bajo condiciones
Londres se libra, al menos por ahora, de esta subida arancelaria y la razón es por el principio del acuerdo económico no vinculante firmado con Washington el pasado 8 de mayo, conocido como EPD (Economic Prosperity Deal). Trump argumenta que este entendimiento permite dar un “trato diferente” a Reino Unido. El decreto establece que se mantendrán los aranceles actuales del 25%, mientras se monitoriza el cumplimiento del acuerdo.
A partir del 9 de julio, el secretario de Comercio, Howard Lutnick, podrá modificar los aranceles o imponer cuotas si detecta incumplimientos británicos. El EPD exige que Reino Unido fortalezca la seguridad de las cadenas de suministro y garantice transparencia en la propiedad de las instalaciones de producción de acero y aluminio. Si cumple, Londres disfrutará de un trato arancelario preferente bajo el estatus de nación más favorecida.
La nueva norma no solo eleva tarifas. También endurece los controles aduaneros, para productos compuestos que incluyan acero o aluminio, el 50% se aplicará solo al contenido metálico. La Oficina de Aduanas emitirá directrices estrictas. Declaraciones incompletas sobre la proporción de metales podrían derivar en sanciones severas, pérdida de privilegios comerciales o incluso cargos penales.
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Una vieja herramienta, reactivada
Además, Trump se apoya en la sección 232, una cláusula de la legislación comercial que permite imponer medidas proteccionistas por motivos de seguridad nacional. Aunque su uso exige investigaciones previas, el expresidente reutiliza la que lanzó en su primer mandato para justificar la subida.
El gesto hacia Reino Unido lanza una señal al resto del mundo. Si quieren esquivar la nueva tarifa, deberán negociar. Mientras tanto, la economía global enfrenta una nueva sacudida comercial.