El jueves 14 de noviembre se desarrolló la convención nacional del partido Movimiento Alternativo Indígena y Social (MAIS). En esta convención ocurrió lo que hace meses se venía rumorando: los congresistas, María José Pizarro, David Racero y Heráclito Landínez, pidieron la división del partido, a partir de la figura de la escisión.
Con esta declaración, se aclara que pese a renunciar a la colectividad, los congresistas no perderán su curul. Esto les permitirá integrarse al partido único que se cocina en el Pacto Histórico con miras a las elecciones de 2026.
Esta figura ha sido utilizada por otros políticos como Jorge Enrique Robledo cuando pidió separar la fracción del Mori del partido Polo Democrático en octubre de 2020, para construir el partido Dignidad. Con esta herramienta electoral, Robledo siguió en el Congreso e integró la Consulta del Centro Esperanza como el candidato de su propio partido.
El ejemplo de Robledo es aplicable a la senadora María José Pizarro, quien se sentía atrapada en el MAIS desde hace años, sumado a las tensiones con su presidenta, Martha Peralta, quien se negó a ceder la personería jurídica de la colectividad para hacer parte de la propuesta impulsada por Petro de un partido único. La escisión le da vía libre a las aspiraciones de Pizarro como candidata presidencial, sin dejar su escaño en el Senado.
Mientras avanza la escisión, la propuesta de partido único se cocina en la izquierda, con la pregunta de si perder su independencia partidista o perder votos en el 2026.
