La transmisión en vivo del Consejo de Ministros, el martes 4 de febrero, dirigida por el presidente Gustavo Petro, marcó un punto de desviación en la política colombiana. En una jornada marcada por tensiones internas, el director del Departamento de Prosperidad Social (DPS), Gustavo Bolívar, hizo una sorprendente declaración, al rechazar los nombramientos de Armando Benedetti y Laura Sarabia en altos cargos del gobierno.
Bolívar expresó su desacuerdo con la designación de Benedetti como jefe de gabinete y Sarabia como canciller. En un tono firme, Bolívar recordó que su incursión en la política fue con el propósito de generar un cambio real y profundo en el país. Según él, figuras como Benedetti y Sarabia no deberían tener roles tan relevantes. “Creo que deben ocupar otros cargos menos importantes dentro del Gobierno”, indicó Bolívar.
La relación con Petro
A pesar de la crítica, la lealtad de Bolívar hacia el presidente Petro fue palpable. “Ojalá todo el mundo trabajara como lo hacemos nosotros, de domingo a domingo”, comentó. Con una sinceridad que tocó la fibra de muchos, Bolívar expresó su amor por el proyecto político del presidente. “Yo a usted lo amo, presidente, y lo voy a defender hasta el último día”, agregó, dejando en claro que su postura no afectaría su compromiso con el gobierno.
Ante la intervención de Bolívar, el presidente Petro adoptó un tono más relajado, restando importancia a las críticas internas. “No me baje a la mujer ni al hombre”, respondió en tono de humor. A pesar de ello, se notó la incomodidad en el ambiente. La distancia entre Petro y algunos de sus ministros se ha hecho evidente, especialmente cuando la controversia giró en torno a los nombramientos.
En medio de la tensión política, Bolívar resalto que el gobierno necesita cambiar su enfoque. “He sacrificado todo por este proyecto”, dijo, haciendo eco de su esfuerzo por un cambio en Colombia. Sin embargo, su crítica hacia ciertos nombramientos refleja también una preocupación por la coherencia dentro del gobierno y la necesidad de mantener la moralidad en las decisiones políticas.
A medida que las tensiones aumentan dentro del gabinete, el futuro del gobierno de Petro se pone en duda. Si bien Petro defiende sus decisiones, la lealtad y amor de Gustavo Bolívar hacia su presidente parece ser el último bastión de unidad en un gobierno plagado de desacuerdos y conflictos internos. En un escenario tan polarizado, las palabras de Bolívar son un recordatorio de que, más allá de las diferencias, el amor por el proyecto político puede lo que mantenga intacto el propósito del gobierno.