En medio de una campaña presidencial marcada por propuestas disruptivas, el aspirante Santiago Botero encendió la conversación política y social al anunciar una idea que llamó “ley para los cachones”, con la que afirma querer combatir la infidelidad y el engaño en las relaciones de pareja.
El candidato aseguró que su propuesta no se limita a un tema sentimental, sino que busca relacionar la vida privada con la ética pública. Para Botero, quien engaña a su pareja podría mostrar la misma falta de honestidad en su trabajo, sus negocios o incluso en la política.
“El que es infiel en mi gobierno no cabe”
Durante un evento de campaña, Botero fue categórico: “El que es infiel en mi gobierno no cabe, porque es un mentiroso”.
En su discurso, subrayó que la lealtad y la transparencia deben ser valores esenciales para cualquier ciudadano, no solo para quienes ocupan cargos públicos.
Aunque no ofreció detalles sobre cómo se implementaría esta polémica iniciativa, el aspirante dijo que busca generar un cambio cultural donde la palabra dada tenga peso real. En su visión, promover la honestidad en lo personal podría tener un impacto directo en la confianza ciudadana hacia las instituciones.
Pese a la ausencia de un plan jurídico concreto, la propuesta ha sido suficiente para desatar una ola de reacciones.
Quienes la respaldan argumentan que podría ser una herramienta simbólica para recuperar principios morales y reducir el engaño en todos los niveles de la sociedad.
Por el contrario, críticos y analistas consideran que se trata de una estrategia populista que desvía la atención de temas urgentes como la seguridad, la economía y la corrupción. Además, cuestionan si el Estado tiene competencia para intervenir en asuntos tan íntimos como la fidelidad conyugal.
El eco en redes y la estrategia política
En redes sociales, la medida se ha convertido en tendencia, con miles de usuarios comentando y parodiando la idea. Algunos la aplauden como una iniciativa “valiente” para recuperar la confianza social, mientras que otros la ridiculizan con memes y comentarios irónicos.
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Botero, lejos de retractarse, ha respondido a las críticas afirmando que su propuesta es una forma de poner en la agenda pública valores olvidados y abrir un debate sobre el papel de la honestidad en la vida diaria.
Con esta jugada, el candidato parece haber logrado uno de sus objetivos: ser el centro de la conversación política.