Estudiantes de la Universidad del Valle, sede Buenaventura, han declarado un cese de actividades académicas en protesta por la creciente violencia que afecta a la ciudad portuaria. Denuncian que, en lo que va del año, tres de sus compañeros han sido asesinados, reflejando el deterioro de la seguridad en la región.
La situación en Buenaventura es alarmante. Durante el último fin de semana de marzo, cinco jóvenes fueron asesinados en distintos hechos, sumiendo a la comunidad en el miedo y la desesperación. Uno de los casos que más ha causado conmoción es el de Vladímir Bravo Núñez, un joven futbolista de 24 años, quien fue atacado a disparos mientras compraba comida en el barrio Independencia.
Este crimen se suma a los más de 50 homicidios registrados en 2025 en el puerto, en medio de la disputa entre las bandas criminales Los Shottas y Los Espartanos. La comunidad ha elevado un llamado urgente bajo el mensaje “S.O.S Buenaventura”, buscando captar la atención de las autoridades nacionales y exigir medidas efectivas para frenar la violencia.
La ruptura de la tregua entre Los Shottas y Los Espartanos ha agravado la crisis de seguridad en la ciudad. A pesar de que ambas bandas habían sostenido un diálogo sociojurídico desde julio de 2023, la falta de un marco jurídico y la continuidad de las órdenes de captura contra los cabecillas desmotivaron el proceso, resultando en un aumento significativo de la violencia.
En ese sentido, la comunidad académica considera insuficientes las medidas implementadas hasta ahora. El cese de actividades por parte de los estudiantes de la Universidad del Valle busca visibilizar la crisis de seguridad y exigir acciones más contundentes que garanticen la protección de todos los ciudadanos. La pérdida de tres estudiantes en tan corto tiempo es una señal de alerta que no puede ser ignorada.
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La situación en Buenaventura es compleja y requiere de un enfoque integral que aborde las causas estructurales de la violencia, fortalezca la presencia institucional y promueva el desarrollo social y económico de la región. La comunidad espera que las autoridades atiendan sus demandas y trabajen conjuntamente para devolver la tranquilidad a las calles de la ciudad.