Marzo cerró como el mes más violento en Buenaventura en los últimos dos años. Con más de 20 homicidios reportados en las últimas semanas, la comunidad vive en un estado de miedo constante. El caso más reciente se registró el 30 de marzo, cuando un joven fue asesinado mientras compraba comida en el barrio La Independencia. Su muerte conmocionó a los habitantes y reavivó la alarma por la creciente ola de violencia que golpea al puerto.
La situación se ha tornado insostenible. En lo que va del año, más de 50 homicidios han sido documentados, evidenciando la grave crisis de seguridad. Organizaciones locales y líderes sociales han levantado su voz para exigir acciones inmediatas del Gobierno. A través de redes sociales, el clamor por intervención se ha hecho visible con la etiqueta #SOSBuenaventura, buscando presionar a las autoridades para frenar la violencia descontrolada.
La ruptura de la tregua y el resurgimiento del terror
Detrás de esta crisis está la ruptura de la tregua entre las bandas criminales Shottas y Espartanos. Durante 19 meses, ambas estructuras mantuvieron un acuerdo de no agresión que redujo significativamente los homicidios y permitió que Buenaventura saliera de la lista de las 50 ciudades más peligrosas de América Latina. Sin embargo, el 6 de febrero, ese pacto llegó a su fin, desatando una ola de enfrentamientos por el control de rentas ilegales.
Fabio Cardozo, jefe de la delegación de Gobierno en los diálogos urbanos, advirtió que la tregua, lejos de pacificar la ciudad, sirvió para que las estructuras criminales se fortalecieran. “Cuando existía tregua, ya había indicadores preocupantes. La tregua no eliminó el crimen, solo lo reorganizó”, explicó.
El resultado ha sido un recrudecimiento de la violencia que ha puesto a la población en el centro del conflicto. Comunidades han reportado la presencia de hombres armados patrullando las calles y han denunciado hostigamientos. La banda Shottas fue la primera en anunciar el fin de la tregua y, a través de un comunicado, advirtió que se defendería de los Espartanos. Por su parte, esta última estructura criminal se ha deslindado de los recientes homicidios y ha acusado a los Shottas de instrumentalizar el proceso de paz para su beneficio.
Un diálogo en la cuerda floja
Mientras la violencia escala, el proceso de paz urbana impulsado por el Gobierno enfrenta serios desafíos. La delegación de negociación ha condenado los asesinatos y ha llamado a las autoridades a garantizar la seguridad, pero ha reafirmado su compromiso de seguir adelante con el diálogo. No obstante, la escalada de homicidios podría desestabilizar completamente el proceso.
“Si se mantiene este camino de muerte y vulneración de derechos, el esfuerzo de paz que hemos construido estallará”, advirtió Cardozo. Las comunidades, por su parte, han decidido movilizarse. Para el próximo 3 de abril, se ha convocado una marcha por la paz en Buenaventura, donde ciudadanos exigirán a los grupos armados cesar las hostilidades y devolver la tranquilidad al puerto.
El miedo y la incertidumbre reinan en Buenaventura. En las últimas horas, circulan amenazas en WhatsApp, advirtiendo a la población que no salga de sus casas. Habitantes de zonas rurales han denunciado que no pueden realizar actividades básicas como la pesca debido a la presencia de grupos armados. La crisis ha alcanzado niveles alarmantes, y las soluciones parecen cada vez más lejanas.
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Con una ciudad atrapada en el fuego cruzado y una paz urbana pendiendo de un hilo, Buenaventura enfrenta uno de los momentos más críticos de los últimos años.