La violencia no da tregua en el municipio de Tuluá, puesto que este lunes, habitantes del barrio Quintas de San Felipe encontraron una cabeza humana en las orillas del río tutelar. El hallazgo ocurrió frente a la cancha de fútbol de la Avenida Cali, en una zona boscosa de difícil acceso. Las autoridades fueron alertadas de inmediato. El lugar fue acordonado por unidades de la Policía mientras se realizaban labores de inspección. La cabeza fue trasladada a Medicina Legal para avanzar en la identificación, que aún no ha sido confirmada oficialmente.
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Aunque no hay confirmación por parte de las autoridades, medios locales como El Tabloide aseguran que la cabeza humana en Tuluá podría tratarse de Andrés Felipe Hernández García. El joven, residente en el corregimiento de Aguaclara, había sido reportado como desaparecido hace tres días. La familia del joven ha sido contactada para colaborar en el proceso de identificación. Sin embargo, hasta que no se realicen las pruebas forenses pertinentes, no habrá confirmación sobre su identidad.
Preocupante racha de violencia
Este hecho no es un caso aislado, pues apenas unos días atrás, fue hallada una maleta con el cuerpo desmembrado de una mujer en la laguna de Sonso, Buga. La víctima fue identificada como Luis Fernanda Saldarriaga, quien también había sido reportada como desaparecida en Tuluá. Ambos casos han estremecido a la ciudadanía, causando inseguridad que se incrementa, mientras los crímenes aumentan y las respuestas oficiales parecen insuficientes.
Tras el reciente hallazgo, las autoridades reforzaron la presencia policial en el sur del municipio. También pidieron la colaboración de la ciudadanía para aportar información clave que ayude a esclarecer el crimen. La Fiscalía ha abierto una línea directa para recibir datos de forma anónima. Paralelamente, continúan las labores de búsqueda para encontrar el resto del cuerpo.
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Los habitantes de Tuluá exigen medidas concretas, por que la percepción de inseguridad ha escalado y la incertidumbre reina entre vecinos que temen por su integridad. Mientras avanzan las investigaciones, la comunidad permanece vigilante. Cada nuevo caso parece confirmar una dolorosa realidad y Tuluá enfrenta una crisis de violencia que no da señales de disminuir.
