Entre julio y noviembre, Colombia vive uno de los espectáculos naturales más emocionantes del año. Las cálidas aguas del Pacífico se convierten en el escenario perfecto para el avistamiento de ballenas jorobadas. Estas gigantes marinas viajan más de 8.000 kilómetros desde la Antártida para reproducirse y dar a luz en costas chocoanas, vallecaucanas y nariñenses. Este fenómeno atrae a miles de turistas nacionales y extranjeros, dinamizando la economía local y fomentando el turismo sostenible.
Destinos como Nuquí, Bahía Solano, el Parque Nacional Natural Utría y Buenaventura son puntos clave para disfrutar del espectáculo. En estas regiones, operadores turísticos autorizados ofrecen recorridos respetuosos con las normativas ambientales. Ver a una ballena saltar o nadar junto a su cría es una experiencia que transforma, y que deja una huella emocional profunda en los visitantes. Los turistas pueden embarcarse en pequeñas lanchas con guías expertos, quienes explican el comportamiento de los cetáceos y las medidas que se deben seguir para no perturbarlos.
Impacto ambiental y cultural en la región
El avistamiento de ballenas también implica un compromiso con la conservación. Aunque el turismo genera ingresos vitales para las comunidades costeras, también representa un reto ambiental. El ruido de las embarcaciones, la cercanía indebida y la masificación pueden afectar el comportamiento natural de estos mamíferos.
Por ello, Parques Nacionales Naturales y la Autoridad Marítima Colombiana exigen a los prestadores de servicios cumplir estrictas reglas. Las embarcaciones deben mantenerse a una distancia mínima de 200 metros de los animales, evitar rodearlos o perseguirlos y no exceder los 30 minutos por observación. Estas prácticas buscan garantizar una convivencia armónica entre visitantes y fauna marina.
El valor del avistamiento va más allá del espectáculo visual. Para las comunidades del Pacífico colombiano, esta temporada representa una oportunidad de crecimiento económico y reafirmación cultural. Muchas de estas poblaciones han apostado por el ecoturismo como modelo de vida, promoviendo el respeto por el mar y la protección de su biodiversidad.
Además, el avistamiento nos invita a reflexionar sobre las amenazas que enfrentan estas especies: el cambio climático, la contaminación por plásticos y la pesca industrial. La presencia de ballenas en nuestras aguas es un indicador clave de la salud del océano. En la temporada 2024, solo Buenaventura recibió cerca de 228.000 visitantes según cifras de la Dirección General Marítima. Este año, se espera que la cifra aumente, consolidando al Pacífico como uno de los destinos turísticos más sostenibles y fascinantes de Colombia.
