La tranquilidad en Ceilán, corregimiento ubicado al norte del Valle del Cauca, se ha visto alterada por la presencia de hombres armados que, según denuncias de la comunidad, pertenecerían a disidencias de las Farc. Los hechos se conocieron luego de que varias paredes de casas aparecieran marcadas con grafitis alusivos a estas estructuras ilegales, acompañados de amenazas dirigidas a la población civil.
Además del mensaje intimidatorio, se registró la quema de dos motocicletas en inmediaciones de la cabecera del corregimiento. El hecho ha generado temor entre los residentes, quienes temen que esta sea una señal de advertencia por parte de los grupos armados que buscan ejercer control sobre el territorio.
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Hasta el momento, las autoridades locales no han emitido un pronunciamiento oficial, aunque se espera el despliegue de una comisión de verificación por parte de la fuerza pública y organismos de derechos humanos en la zona. Líderes sociales han solicitado acompañamiento urgente del Gobierno Departamental y Nacional para evitar un posible desplazamiento forzado y garantizar la seguridad de los habitantes.
Este nuevo episodio de violencia rural en el Valle se suma a una serie de alertas emitidas por organizaciones defensoras de derechos humanos sobre la expansión de estructuras armadas ilegales en zonas antes consideradas tranquilas.
Escalada de violencia deja más de 90 familias desplazadas en Buenaventura
La violencia en Buenaventura sigue cobrando un alto precio entre sus habitantes. Al menos 90 familias han abandonado sus viviendas en barrios como San Antonio, La Vecindad, Nuevo Amanecer y El Progreso, huyendo de los enfrentamientos entre los grupos armados ilegales ‘Shottas’ y ‘Espartanos’, quienes se disputan el control territorial en medio de un frágil proceso de diálogo con el Gobierno Nacional.
La situación más crítica se vive en la comuna 12, donde calles enteras comienzan a parecer zonas fantasma. Según el personero Carlos Jefferson Potes, solo en el sector de La Vecindad se han verificado 98 casas deshabitadas. “Las familias han salido del sector por amenazas constantes. Solo de esa zona hemos recibido a 44 familias desplazadas que ya no pueden convivir allí”, explicó.
El drama del desplazamiento intraurbano ha llevado a que muchas familias se vean obligadas a abandonar sus casas de manera improvisada, buscando refugio en otros barrios o municipios cercanos. Algunas, incluso, optan por permanecer en sus viviendas solo durante el día y pasar las noches en lugares más seguros, ante el temor de ser víctimas de algún ataque o enfrentamiento armado.