Este 25 de julio, Angie Bonilla —conocida como Barbie Vanessa en redes sociales— reapareció en Instagram para mostrar el profundo impacto emocional que dejó el secuestro de su hijo, Lyan José Hortúa, de 11 años. Acompañó su publicación con un dibujo que habría hecho el menor, en el que se retratan hombres armados y figuras sometidas, en aparente alusión a los días que pasó en cautiverio.
El secuestro ocurrió el pasado 3 de mayo, cuando un grupo armado irrumpió en su vivienda en Jamundí, Valle del Cauca. Tras 18 días retenido, el niño fue liberado el 21 de mayo gracias al pago de una suma no revelada por parte de su familia. “Como mamá quisiera tener poderes para evitar el dolor y sufrimiento de mis hijos”, escribió Bonilla. En su publicación, expresó su impotencia ante el trauma vivido por Lyan, quien al parecer canaliza su experiencia a través del dibujo.
“Hoy Lyan hizo un dibujo que conmovió mi corazón”, señaló, y agregó que solo la fe podrá sanar las heridas que dejó ese episodio. Aunque quisiera borrar el sufrimiento de su hijo, reconoció que no todo está en sus manos y que “hay cosas que solo Dios puede hacer”.
Investigación en curso y un caso rodeado de controversia
Las autoridades responsabilizaron del secuestro al frente Jaime Martínez de las disidencias de las Farc. El 21 de junio fue capturado el primer presunto implicado: Jhon Fredy Rivera Montaño, alias JF, acusado de liderar una red criminal dedicada al secuestro, extorsión y narcotráfico en la región. Hasta ahora, Rivera Montaño es la única persona judicializada en este caso, mientras las investigaciones continúan abiertas.
Durante la crisis, la familia Bonilla fue blanco de señalamientos por presuntos vínculos con estructuras criminales. Bonilla ha negado tajantemente tener deudas o negocios ilícitos. “Somos personas del común”, declaró entonces, y desmintió cualquier relación con grupos como Los Rastrojos o con el narcotraficante Diego Rastrojo. El caso generó aún más alarma cuando, horas después de la liberación de Lyan, fue asesinado Jesús Antonio Cuadros, primo del padrastro del niño. El crimen encendió las alertas sobre posibles represalias o vínculos pendientes.
Aunque en principio se hablaba de una exigencia de $4.000 millones, versiones recientes indican que la familia habría entregado $300 millones para recuperar a Lyan. En audios filtrados, el padrastro del menor reveló que estaban dispuestos a vender vehículos y pertenencias para completar el monto exigido.
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El paradero actual de Angie Bonilla, su esposo y su hijo es desconocido. Según versiones preliminares, habrían considerado salir del país por seguridad. Mientras tanto, Lyan sigue en recuperación emocional. Su dibujo, compartido por su madre, se convirtió en un símbolo desgarrador de la infancia marcada por la violencia.