El río Cauca, el segundo más importante de Colombia, se convierte hoy en escenario de una experiencia que invita a navegarlo, descubrir su riqueza y aprender a valorarlo. Son 22 kilómetros entre el muelle de Videles, en Guacarí, y la Laguna de Sonso, en Buga, en una ruta que mezcla naturaleza, cultura y educación ambiental.
En diálogo con CW+, el director de la CVC, Marco Antonio Suárez, explicó que esta propuesta nació de la “expedición Río Cauca”, un estudio integral que recorrió los casi 400 kilómetros que atraviesan el Valle para analizar la calidad del agua, el estado de las orillas, la biodiversidad y las comunidades que dependen de este afluente.
Según Suárez, el río tiene niveles óptimos de oxígeno y biodiversidad, lo que lo convierte en un escenario ideal para el turismo de naturaleza. “Vemos pescadores, actividades agrícolas y hasta extracción de arena, lo que demuestra que el río está vivo y puede aprovecharse de forma sostenible”, señaló.
Turismo y educación ambiental
El recorrido, conocido como ‘El vuelo del garzón azul’, se realiza en el barco escuela de la CVC y ha recibido a estudiantes y visitantes que aprenden sobre la diversa fauna y flora ribereña mientras navegan. Durante el trayecto es posible observar aves emblemáticas como la que le da el nombre al recorrido, el garzón azul (Ardea cocoi), así como mamíferos, reptiles y anfibios que habitan la zona.
Tras la experiencia de navegar por este importante río del país, al llegar a la Laguna de Sonso, los participantes podrán recorrer senderos ecológicos y descubrir sus 26 humedales, hogar de más de 180 especies de aves, entre las que se encuentran carpinteros, pericos, garzas, entre otras. Además de cerca de 50 de mamíferos.
El plan es gratuito y dura cerca de dos horas de navegación más una caminata ecológica. Los visitantes pueden complementar su viaje con actividades como ciclismo, kayak o avistamiento de aves. La meta a futuro es que gran parte de los 400 kilómetros del río Cauca en el Valle puedan abrirse al turismo responsable, con el apoyo de municipios, sector privado y comunidad.
Un motor para las comunidades ribereñas
La iniciativa también representaría una oportunidad económica y social para las poblaciones que viven a orillas del río. La llegada de visitantes impulsa el trabajo de guías locales, artesanos y pequeños emprendimientos. Con esto se ayuda fortalecer el vínculo entre la conservación del ecosistema y el bienestar de quienes lo habitan.
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Para quienes deseen participar, se organizan salidas grupales que deben solicitarse con antelación y reunir un número mínimo de personas. Estas pueden gestionarse tanto de manera presencial en las sedes de la CVC como a través de su plataforma virtual oficial.
Con cada viaje, el recorrido del garzón azul busca acercar a los visitantes a la biodiversidad del Valle. Así como ayudar a cambiar la percepción de un río que por años estuvo marcado por el conflicto. Hoy, su cauce se perfila como un escenario para la educación, el turismo responsable y el orgullo regional.