El Aeropuerto Internacional Alfonso Bonilla Aragón, principal puerta aérea del Valle del Cauca, pasará a ser operado directamente por el Gobierno nacional a partir del próximo 1 de septiembre. La decisión se toma luego de que finalice el contrato de concesión con Aerocali S.A., que administró la terminal durante 25 años.
La Aeronáutica Civil (Aerocivil) estará a cargo de la operación durante un periodo transitorio de hasta 11 meses, tiempo en el que se espera concretar la adjudicación de una nueva concesión privada bajo el proyecto “Aeropuertos del Suroccidente”. Este plan contempla la ampliación y modernización de la infraestructura, incluida la posibilidad de una segunda pista.
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Según la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), la reversión del aeropuerto avanza sin contratiempos y bajo el cronograma establecido. La entrega incluye 14 subsistemas de infraestructura, como pistas, áreas de carga, equipos y obras ejecutadas durante la concesión. Entre enero y julio de este año, la terminal movilizó más de 3,8 millones de pasajeros y 13.000 toneladas de carga, consolidándose como la cuarta más importante del país.
Transición genera preocupación en el Valle del Cauca
No obstante, la transición ha generado preocupación en el ámbito regional. La gobernadora del Valle, Dilian Francisca Toro, cuestionó que la licitación para el nuevo operador aún no esté adjudicada, advirtiendo que esto podría frenar proyectos clave. “Necesitamos una licitación transparente para ampliar el aeropuerto, construir una segunda pista y mejorar la pista de Buenaventura”, señaló.
La ANI explicó que la Alianza Público-Privada aún se encuentra en etapa de factibilidad y requiere aprobaciones del Ministerio de Hacienda, el DNP, el Conpes y el Consejo Directivo de la Aerocivil. Mientras tanto, la administración directa del Gobierno busca garantizar que no haya afectaciones en la puntualidad de los vuelos ni en la atención a los usuarios.
El futuro del Alfonso Bonilla Aragón dependerá de la agilidad con la que se avance en la licitación. Mientras tanto, el aeropuerto seguirá operando bajo control estatal, a la espera de las obras que prometen transformar la conectividad aérea del suroccidente colombiano.