Álvaro Roncancio, de 64 años, reconocido por su labor comunitaria en la zona rural de Tenjo, fue asesinado el pasado 15 de agosto en el sector del Bulevar de la Carbonera, en Palmira. De acuerdo con los reportes oficiales, hombres armados interceptaron el vehículo en el que se movilizaba y abrieron fuego, provocándole heridas mortales.
La víctima había advertido en reiteradas ocasiones que su vida estaba en riesgo, razón por la cual había salido desplazado de la zona rural donde desarrollaba su actividad social. Organizaciones defensoras de derechos humanos, como Indepaz, señalaron que su asesinato es un reflejo del escenario crítico que enfrentan los líderes sociales en Colombia.
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“La Defensoría del Pueblo había emitido alertas tempranas en las que advertía sobre los peligros a los que están expuestos líderes y lideresas sociales por la presencia de grupos armados que imponen normas de control social en los territorios”, explicó Leonardo González, director de Indepaz.
El crimen de Roncancio se suma a la alarmante cifra de asesinatos de líderes sociales registrados en el país durante 2025, consolidando al Valle del Cauca como uno de los departamentos más golpeados por esta problemática.
Las autoridades locales informaron que la investigación quedó en manos de la Sijín de la Policía, que adelanta las indagaciones para identificar a los responsables. Sin embargo, la comunidad exige garantías reales de seguridad y medidas urgentes para proteger a quienes continúan ejerciendo su labor en defensa de los derechos colectivos y comunitarios.
Desapareció adulta mayor en La Cumbre tras cita de arrendamiento
La incertidumbre crece en torno al caso de Esperanza Muñoz Arteaga, una adulta mayor de 66 años desaparecida desde hace más de dos semanas en el municipio de La Cumbre, Valle del Cauca. La mujer acudió a una cita para mostrar un predio de su familia, ubicado entre Bitaco y La Cumbre, luego de ser contactada por dos hombres que se presentaron como arrendatarios. Tras recorrer la finca, los sujetos le ofrecieron llevarla de regreso a Cali, pero desde el momento en que abordó el vehículo no se volvió a saber de su paradero.
Según su hijo, Luis Eduardo Muñoz, ha sido la familia quien ha tenido que rastrear las pistas clave del caso, logrando incluso ubicar el vehículo en el que se movilizó la mujer y a la propietaria del mismo. “He tenido que hacer todo por mi cuenta. A pesar de que entregué pruebas y hasta las placas del carro, la Fiscalía no ha tomado medidas rápidas. Siempre me dicen que debo esperar”, expresó.
Videos de seguridad muestran a Esperanza subiendo al automóvil junto a los dos hombres. En las imágenes se observa que vestía blusa azul oscura con estampados blancos, pantalón negro, bolso gris y calzado café. La familia insiste en que cada detalle fue entregado a las autoridades, pero aseguran que el proceso se encuentra estancado.