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Joven fue asesinado en el barrio Bellavista, Buenaventura

Grupos armados y bandas como Shottas y Espartanos intensifican la guerra en el puerto del Valle del Cauca.

Buenaventura volvió a ser escenario de la violencia que golpea a diario a sus habitantes. El 22 de septiembre, sicarios asesinaron a Pedro Néstor Riascos García, un joven de 29 años, en el barrio Bellavista. Su cuerpo quedó tendido en plena vía, mientras una mujer gritaba desconsolada al reconocerlo, en medio del dolor de familiares y vecinos que presenciaron la escena.

La Personería del distrito confirmó que este crimen eleva a más de 100 los homicidios registrados en lo corrido de 2025, superando ya las cifras de todo el año anterior. El asesinato de Riascos refleja la compleja crisis de seguridad que enfrenta la ciudad, donde los sicarios actúan con total impunidad en zonas residenciales y comerciales.

La Personería alerta: 2025 ya supera los homicidios de todo 2024, pese a diálogos de paz en curso. Foto: El Tiempo

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Jóvenes líderes y promesas truncadas por las balas

La muerte de Riascos no es un hecho aislado. De acuerdo a El Tiempo, el pasado 11 de septiembre, en el barrio Los Pinos, sicarios asesinaron a Alan Josué Valencia Cuero, un líder social de apenas 17 años. El joven, integrante del Consejo Comunitario de La Plata Bahía Málaga y estudiante de Ingeniería de Sistemas, trabajaba desde la fundación Siempre Viva para alejar a niños y adolescentes de la violencia. Su asesinato, ocurrido cuando caminaba por una de las estrechas calles de su barrio, despertó indignación nacional y encendió nuevamente las alarmas sobre el riesgo que enfrentan los líderes juveniles en Buenaventura.

La comunidad afrodescendiente lamentó su muerte con un sentido comunicado, destacando el compromiso del menor con la educación, el deporte y la defensa cultural. Alan se perfilaba como un referente positivo en medio de un contexto marcado por la precariedad y las amenazas de los grupos armados ilegales. Su asesinato reavivó el clamor de las familias que piden protección efectiva y no más indiferencia frente a la violencia que apaga el futuro de los jóvenes en el Pacífico colombiano.

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Bandas armadas, alianzas y control territorial

La Personería de Buenaventura advierte que detrás de estos asesinatos se esconden las disputas entre bandas y grupos armados organizados. Disidentes de las Farc, el Eln, la ‘Segunda Marquetalia’ y el ‘clan del Golfo’ mantienen alianzas con estructuras urbanas como ‘Los Shottas’ y ‘Los Espartanos’, quienes se disputan el control de las 12 comunas del casco urbano y zonas rurales estratégicas. Estas organizaciones, armadas con fusiles, pistolas y hasta miniuzis, actúan bajo el financiamiento de carteles internacionales que usan a los jóvenes como mano de obra para el tráfico de drogas y armas.

La cifra de muertes violentas sigue en aumento mientras las negociaciones de paz total no logran contener el accionar de los grupos ilegales. Aunque el Gobierno insiste en que no se ha levantado de la mesa de diálogo, la ausencia de resultados concretos ha generado frustración en la población. Los habitantes piden que el Estado recupere el control territorial y frene la espiral de violencia que ha arrebatado a líderes sociales, deportistas y jóvenes promesas de la región.