La zona rural de Jamundí, Valle del Cauca, ha vuelto a ser escenario de un grave episodio de violencia. En la mañana de este lunes, 10 de noviembre de 2025, el corregimiento de Robles fue atacado con explosivos, presuntamente lanzados desde drones, contra la subestación de Policía de la zona.
Aunque la información preliminar citada por la Policía Metropolitana de Cali indica que no se reportaron víctimas fatales ni heridos en la Fuerza Pública ni entre la población civil, el ataque sí causó daños materiales significativos y, lo más importante, reavivó la zozobra y el miedo en los habitantes de Robles.
La autoría y el pánico comunitario
Las autoridades atribuyen este nuevo acto de terrorismo al Frente Jaime Martínez de las disidencias de las Farc, que mantiene una fuerte presencia y ha intensificando su ofensiva en la zona alta de Jamundí y el norte del Cauca.
Líderes y miembros de la comunidad denunciaron la gravedad del hecho ante diversos medios, confirmando que las detonaciones provinieron de artefactos arrojados desde drones. De acuerdo con testimonios recogidos en el terreno, los pobladores escucharon al menos siete explosiones.
Este ataque revive el pánico vivido en el corregimiento en fechas recientes. Un labriego, cuya vivienda resultó afectada en un ataque previo, resumió el sentir general: “Ya estamos cansados, hasta cuándo. El 9 de octubre, otro ataque afectó casas. Vivimos con miedo. No sabemos si quedarnos, si aguantar”.
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Un historial de ataques recurrentes
El hostigamiento a la subestación de Robles y a la infraestructura civil y militar de Jamundí no es un suceso aislado, sino parte de una estrategia persistente de las disidencias. La zona ha sido víctima de ataques con carros bomba, motobombas y hostigamientos con drones en el último año.
- El pasado 9 de octubre de 2025, la subestación de Robles ya había sido atacada con explosivos, dejando cuatro personas heridas y afectaciones a 18 viviendas cercanas, según reportes de la Secretaría de Gestión del Riesgo.
- En julio de 2024, la misma subestación fue blanco de ataques con aeronaves no tripuladas, dejando un saldo de tres policías heridos.
La continuidad de estos hechos ha obligado al Ejército Nacional a desplegar unidades adicionales en la zona. Aunque las autoridades insisten en que se mantiene el orden, la arremetida de las disidencias, que según inteligencia cuentan con redes urbanas en Cali y el norte del Valle, demuestra un escalamiento de sus capacidades operacionales, incluyendo el uso de drones para el lanzamiento de explosivos.
La Gobernación del Valle ha mantenido la alerta máxima, mientras la Fuerza Pública realiza operaciones para neutralizar a la estructura criminal. Sin embargo, la comunidad insiste en que la única respuesta efectiva es una estrategia de seguridad a largo plazo que les devuelva la tranquilidad.