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Tragedia en la vía al Mar: la fragilidad del ciudadano ante el transporte de carga

Análisis técnico sobre la falla de frenos en pendientes.

Estar detenido en una fila de tráfico sobre un corredor de alta montaña no debería representar un riesgo mortal. Sin embargo, para una familia que transitaba por el sector de Los Tubos, en la vía Buga-Buenaventura, la vulnerabilidad del camino se hizo presente de la forma más dolorosa. Un vehículo de carga pesada, presuntamente sin frenos, impactó contra el automóvil particular donde viajaba una pareja con sus dos hijos. Mientras los adultos fallecieron en el lugar, la supervivencia de los menores ha sido calificada como un milagro en medio de un siniestro que pone bajo la lupa la rigurosidad en el mantenimiento de los gigantes de acero que recorren el país.

El colapso del sistema: la física del fallo de frenos

La seguridad de un tractocamión en pendientes pronunciadas depende de un equilibrio delicado entre el peso y la temperatura. Cuando este equilibrio se rompe, la mecánica del vehículo entra en un punto de fallo crítico conocido como fatiga térmica o Brake Fade.

  • Sobrecalentamiento extremo: al descender con cargas masivas, el uso excesivo del pedal de freno eleva la temperatura de las bandas por encima de los 300°C. A este nivel, el material pierde su capacidad de fricción y el camión comienza a “planear” sin posibilidad de detención.
  • Dependencia del freno de motor: la seguridad exige que el descenso se realice mediante la compresión del motor. Si este sistema falla o se opera de forma incorrecta, el sistema de aire comprimido se ve sobrepasado rápidamente.
  • Gestión del aire: una mala administración de las frenadas en situaciones de pánico puede vaciar los tanques de aire más rápido de lo que el motor los repone, dejando al conductor sin recursos para detener la inercia de la máquina.

Conciencia del entorno y observación en ruta

En siniestros donde el vehículo afectado está detenido por congestión, los ocupantes quedan en una posición de total indefensión. No obstante, en zonas de alta montaña, es vital mantener una vigilancia activa para intentar identificar amenazas externas.

  1. Alertas sensoriales: el olor a químico quemado es la señal inequívoca de frenos sobrecalentados. Detectar este aroma o ver humo en los ejes de un camión es motivo suficiente para buscar una salida hacia la berma.
  2. Vigilancia por retrovisor: al estar detenido en una fila, observar el comportamiento de los vehículos que se aproximan por detrás es fundamental. Si un camión desciende a velocidad inusual o usa la bocina de forma insistente, se debe intentar dejar espacio con el vehículo de adelante para una maniobra de escape.
  3. Rampas de emergencia: estas zonas de gravilla son el último recurso de un transportador en crisis. Nunca se debe obstruir su entrada, ya que son la única barrera entre un fallo mecánico y una tragedia en la vía principal.

La dolorosa pérdida de la familia en la vía entre Buga y Buenaventura no es un hecho aislado, sino una consecuencia de la enorme responsabilidad que conlleva la operación de transporte pesado. La seguridad en las carreteras colombianas no puede depender únicamente de la suerte de quienes transitan en vehículos livianos; exige un compromiso ético y absoluto de las empresas de transporte en la revisión de sus flotas. Solo con un control técnico estricto ayuda minimizar los riesgos y podría evitar que la detención en una fila de tráfico se convierta en una sentencia de muerte para ciudadanos inocentes.

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