En una jornada que combinó fe, tradición y conciencia ecológica, más de 2.000 plantas ornamentales fueron entregadas gratuitamente por el Departamento Administrativo de Gestión del Medio Ambiente (Dagma) a los feligreses en distintas iglesias de Cali. Esta iniciativa, que se ha consolidado como una estrategia de educación ambiental durante la Semana Santa, pretende reducir el uso de la palma de cera, especie emblemática del país que se encuentra en peligro.
El operativo, desarrollado en cuatro puntos estratégicos de la ciudad, incluyó recorridos de verificación por parte del personal del Dagma, quienes confirmaron que no se registró venta ni uso visible de palma de cera en los alrededores de los templos, una señal positiva del avance en la conciencia ciudadana. La entrega de especies como lengua de suegra, centavito y duranta no solo buscó preservar el ambiente, sino también incentivar el cultivo y cuidado de plantas en los hogares caleños.
“Queremos transformar esta tradición en una oportunidad para reflexionar sobre nuestro papel en la protección de la flora y fauna silvestres. Esta acción educativa es un paso firme hacia una Cali más consciente y comprometida con su entorno”, señaló Lina Marcela Botia Muñoz, subdirectora de Ecosistemas y UMATA del Dagma.
Vivero Distrital encargado de preparar las 21 plantas ornamentales
El Vivero Distrital fue el encargado de preparar 21 especies diferentes de plantas ornamentales para esta jornada. La ciudadanía acogió con entusiasmo la propuesta, reconociendo el valor de reemplazar prácticas nocivas por hábitos más sostenibles. Luz Estela Carbonero, una feligresa que recibió una de las plantas, expresó: “Antes no entendíamos el daño que hacíamos al medio ambiente con la palma de cera. Hoy agradezco que nos enseñen con acciones tan bonitas”.
Le puede interesar: Horario para visitantes en Cristo Rey durante Semana Santa
La campaña cuenta con el respaldo de la Arquidiócesis de Cali, y tiene como uno de sus principales propósitos proteger especies amenazadas como el loro orejiamarillo, que depende directamente de la palma de cera para su supervivencia.
Con esta acción, Cali da un ejemplo de cómo es posible preservar las tradiciones religiosas sin afectar la naturaleza, y demuestra que el respeto por el entorno también puede florecer en Semana Santa.