Valentina, ilustradora y diseñadora caleña, alzó su voz en redes sociales para denunciar una experiencia que, según relata, representó una forma de explotación laboral encubierta. Lo que se le presentó como una prueba técnica para un puesto de trabajo, terminó siendo una jornada laboral completa sin ningún tipo de pago o reconocimiento. Su caso pone sobre la mesa una práctica común pero silenciada en el sector creativo: exigir trabajo gratuito bajo el argumento de evaluar capacidades.
La joven denunció que la empresa, dedicada a la confección de pijamas, utilizó el pretexto de una prueba para asignarle tareas reales del día a día de un diseñador. La empresa, le solicitó a Valentina disponibilidad de tiempo de todo un día y le estableció plazos específicos para entrega de piezas.
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Prueba para una oportunidad profesional terminó en una jornada laboral
Todo comenzó en LinkedIn, una plataforma que se ha posicionado como un canal formal para buscar empleo. Valentina encontró allí una vacante orientada a diseñadores gráficos, ofrecida por una empresa del sector textil. Al postularse, fue contactada rápidamente, lo que reforzó su expectativa de estar ante una oportunidad profesional seria. No obstante, desde el inicio hubo señales preocupantes: no se le realizó ninguna entrevista previa ni se discutieron condiciones laborales.
La citaron directamente a una prueba técnica presencial, con instrucciones claras: debía estar en el lugar a las 8:00 a. m., llevar almuerzo y disponer de toda la jornada. Le indicaron además que debía entregar 12 diseños de estampados para una colección completa de pijamas antes del mediodía. El volumen y la exigencia de la tarea ya sugerían que no se trataba de una simple prueba, sino de una jornada laboral disfrazada.
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Diseñó una colección completa… sin pago
Durante la jornada, Valentina ejecutó tareas propias de un diseñador contratado: conceptualizó, diseñó y entregó propuestas que, de ser utilizadas por la empresa, representarán ganancias para ellos. Sin embargo, ella al presentir que se trataba de una posible “estafa laboral” decidió decir que no podía concluir la prueba. Dicho esto, los reclutadores le comunicaron que había “fallado” en la prueba y que no pasaba el proceso de selección.
Cuando entendió que la empresa aprovechó su trabajo sin intención real de contratarla, alzó la voz. Su caso no es único. Muchos diseñadores, ilustradores y creativos enfrentan estas mismas situaciones, donde empresas explotan su tiempo, talento y conocimiento sin pagarles, amparándose en procesos de selección poco transparentes.
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El testimonio que encendió la conversación digital
Valentina compartió su historia en su cuenta de TikTok (@v.alcatt), generando un impacto inmediato. Su publicación fue compartida por decenas de personas del gremio, quienes se sintieron identificadas con su caso. La conversación en redes giró en torno a la indignación y a la necesidad urgente de ponerle freno a estas prácticas abusivas.
La viralización de su testimonio visibilizó la precarización laboral que enfrentan los creativos en Colombia. Aunque existe una percepción errónea, lo cierto es que todo trabajo, incluso el artístico, genera valor económico y debe ser remunerado desde el primer momento. La informalidad con la que algunas empresas manejan sus procesos de selección solo perpetúa el abuso.