Cali da un paso decisivo hacia la construcción de una paz territorial efectiva. Con el fortalecimiento de 36 iniciativas comunitarias, la ciudad reafirma su apuesta por la cultura ciudadana, la reconciliación y la prevención de violencias. Este esfuerzo, liderado por la Secretaría de Paz y Cultura Ciudadana en alianza con la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), pone en el centro a las comunidades como protagonistas del cambio.
El proceso se convirtió en un laboratorio de innovación social, puesto que a través de formación intensiva, dotación estratégica y acompañamiento técnico, se promovieron acciones concretas en barrios históricamente marcados por el conflicto y la exclusión. Además, las organizaciones seleccionadas reflejan la riqueza y pluralidad de los territorios. Son 19 colectivos juveniles, 3 liderados por mujeres, uno centrado en población LGBTIQ+ y 13 iniciativas enfocadas en el medio ambiente y el uso responsable del espacio público. Cada propuesta lleva el sello de su comunidad. Sus acciones responden a realidades locales y se sostienen sobre la base del liderazgo social y la acción colectiva.
Formación para la acción
Durante seis intensas jornadas, los colectivos se capacitaron en temas clave como pedagogía en políticas públicas, planificación comunitaria, resolución pacífica de conflictos y comunicación para la transformación social. “Apoyar a las organizaciones de base es clave para construir una Cali más pacífica y equitativa”, afirmó Johana Caicedo Sinisterra, secretaria de Paz y Cultura Ciudadana. También destacó que estas metodologías valoran el saber comunitario y superan la lógica académica tradicional.
La intervención además tuvo resultados visibles, con las comunas 7, 9, 13 y 14, que recibieron dotaciones priorizadas por sus comunidades. En la Comuna 14 se promovió la pedagogía ambiental. En la 9, se fortaleció la convivencia con comerciantes. En la 7, se mejoró la gestión de residuos. Y en la 13, se potenció una huerta comunitaria intergeneracional. Cada acción se construyó desde las necesidades locales. No se trató de una intervención externa, sino de un acompañamiento respetuoso y colaborativo.
También, las iniciativas se articularon en tres líneas estratégicas, como PazLab, SúmateLab y Mesas de Cultura Ciudadana para la Paz. Todas con enfoque diferencial y territorial. Este proceso marca un hito en la implementación de políticas públicas participativas, demostrando que la transformación en cali no llega desde arriba. Se construye desde los barrios, con liderazgo, formación y decisión colectiva.
