El histórico Hospital San Juan de Dios de Cali atraviesa una de las crisis más graves de su historia. Empleados, pacientes y estudiantes denuncian el deterioro acelerado de sus instalaciones, la suspensión de servicios esenciales y presuntas irregularidades administrativas que comprometen su operación.
Paredes con hongos, escasez de insumos básicos como agujas y anestesia, y el cierre de la atención odontológica de urgencias son algunos de los problemas más visibles. Esta última decisión ha dejado sin atención a cientos de pacientes, en su mayoría personas de escasos recursos, migrantes y habitantes de calle que no tienen acceso a servicios particulares.
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“Es doloroso ver cómo se ha venido abajo una institución que durante más de cinco décadas fue vital para la salud pública de la ciudad”, señala uno de los trabajadores a CW+Noticias quien además denuncia irregularidades en el manejo de la seguridad social: “Nos descuentan mensualmente, pero presuntamente ese dinero no está siendo transferido”.
La situación también afecta a estudiantes de odontología que realizaban sus prácticas profesionales en el hospital, así como a médicos y especialistas que han perdido sus espacios de trabajo ante la falta de recursos para sostener el servicio.
El Hospital San Juan de Dios se sostiene con lo mínimo
Según fuentes internas, la institución se sostiene con lo mínimo: algunos pagos obligatorios, como los impuestos a la DIAN, se realizan puntualmente, pero otros recursos vitales no han llegado. Las directivas afirman que no han recibido el giro directo por parte del gobierno, lo que impide cumplir con las obligaciones salariales. “No hay forma de pagar la seguridad social de los empleados, aunque se les descuente de su nómina”, le indicaron a El Tiempo hace algún tiempo.
Desde hace años, la administración del hospital ha venido alertando a las autoridades locales y nacionales sobre su situación financiera. Sin embargo, no han recibido una respuesta clara ni del Ministerio de Salud ni de la Secretaría de Salud de Cali. El Ministerio de Trabajo, por su parte, alega estar colapsado con demandas laborales sin resolver.
Con un promedio anual de 126.000 atenciones, de las cuales el 60 % corresponden a población migrante y habitantes de calle, el hospital continúa prestando servicios, aunque con serias dificultades. Las directivas reconocen que la ocupación es cada vez más elevada y que la red de salud pública no tiene capacidad suficiente para absorber el volumen de pacientes, en gran parte debido a las debilidades financieras que también aquejan a otras instituciones.
“Estamos buscando cada día qué área ampliar o cómo reorganizar los espacios, pero sin apoyo real, esta institución está destinada al colapso”, concluyó una fuente del equipo directivo.
