Este fin de semana, en las curvas del Kilómetro 18, un inesperado protagonista se robó toda la atención de quienes salieron a disfrutar del clima fresco de los Farallones de Cali. No se trataba de un piloto experto, ni de una moto de lujo. Era Max, un perro aventurero, vestido como todo un motero profesional.
Max no iba solo, lo acompañaba su humano, también vestido con chaqueta, guantes y casco, en una rodada especial que reunió a varios motociclistas junto a sus mascotas. Pero fue él quien se robó todas las miradas por su particular estilo: gafas oscuras, sombrero, chaleco y una moto personalizada que va unida a la de su dueño, permitiéndole disfrutar del camino a su ritmo, pero siempre seguro.
Una rodada que mezcla pasión, lealtad y estilo
El video, compartido en redes sociales por una ciudadana que presenció la escena, se ha hecho viral por la ternura, originalidad y carisma de Max, quien parece disfrutar del viento y la velocidad con la misma emoción de cualquier motero.
“Es impresionante cómo va tranquilo, parece que estuviera sonriendo. ¡Y cómo posa para las cámaras!”, escribió una usuaria en redes, donde el clip ya suma miles de reproducciones.
Este tipo de salidas no son nuevas entre algunos grupos de motociclistas que incluyen a sus mascotas como parte de la experiencia. Sin embargo, Max se ha convertido en un símbolo de esta tendencia, combinando aventura con seguridad y un toque de estilo inconfundible.
Sin embargo, más allá del espectáculo que representa verlo en la vía, Max transmite un mensaje poderoso sobre la relación entre humanos y animales. Su historia refleja la confianza mutua, el respeto por el bienestar animal y una forma creativa de compartir tiempo juntos.
“Este tipo de vínculo no se crea de un día para otro. Es fruto de años de conexión y cuidado. Además, es claro que el animal está cómodo y feliz”, comentó otra internauta.
Lea también: Cali ofrece atención veterinaria a animales de habitantes de calle
Por ahora, Max seguirá rodando con su dueño, desafiando estereotipos, inspirando sonrisas y recordándonos que la aventura también se vive en cuatro patas… y con casco.