El miedo volvió a tomar la vía que conecta Popayán con Cali, luego de que un grupo de hombres armados saliera en la noche del domingo 6 de julio a interceptar vehículos que transitaban por el sector conocido como el Crucero de Totoró, uno de los tramos más transitados de la Panamericana.
Lo que parecía un retén más por cuenta del mal estado de la vía o los trabajos frecuentes que allí se adelantan, terminó convirtiéndose en una escena de terror cuando los delincuentes, con armas en mano, comenzaron a detener a los conductores a la fuerza y a apuntar directamente a los ocupantes de los automotores para obligarlos a entregar sus pertenencias y, en algunos casos, los mismos vehículos.
Entre los testimonios que circularon por redes sociales quedó en evidencia la dimensión del ataque. En uno de los videos, se escucha a una mujer dentro de una camioneta rogando por su vida, mientras un hombre armado se acerca al carro apuntando a los pasajeros. “Señor Jesucristo, protégenos en estos momentos”, dice una de las víctimas, completamente paralizada por el miedo.
En otra parte del clip, una joven intenta consolar a su abuela mientras el agresor amenaza a otros automóviles que también habían quedado detenidos en la vía. Los gritos, los sollozos y los hombres armados crearon un ambiente de caos, mientras varios carros eran robados.
Niños heridos y vehículos robados
Durante el asalto, al menos tres personas resultaron heridas, entre ellas dos menores de edad, de tan solo 8 y 13 años, quienes, según contaron sus familiares, iban junto a sus padres en uno de los vehículos interceptados. El ataque ocurrió tan rápido que no hubo margen de reacción. Los disparos impactaron directamente a los menores, quienes debieron ser trasladados de inmediato por sus propios familiares y otros conductores hacia centros médicos en la ciudad de Popayán.
A pesar del temor, algunas personas decidieron ayudar, arriesgándose en medio de la incertidumbre. La solidaridad contrastó con la ausencia absoluta de presencia estatal en el lugar. Los delincuentes actuaron sin resistencia alguna, como si supieran que tenían el control absoluto del terreno.
Uno de los testimonios más dolorosos fue el de una madre que, entre lágrimas, relató que su hijo acababa de salir de su casa junto a su esposa y sus dos pequeños cuando fue interceptado. “Hace media hora se fueron y los atacaron, a los niños los hirieron por robarles la camioneta”, contó.
Este tipo de situaciones se ha vuelto recurrente en este tramo de la vía Panamericana, y la comunidad ha denunciado que ni las autoridades locales ni las fuerzas de seguridad han dado respuestas contundentes. Por el contrario, los casos de asaltos se multiplican y la sensación de impunidad se vuelve más fuerte. Muchos viajeros ya han optado por no transitar de noche por este corredor, temiendo no solo por sus pertenencias, sino por su vida.
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Lo más preocupante es que, hasta el momento, ninguna autoridad ha salido a dar una declaración oficial sobre los hechos. Ni Policía de Carreteras, ni Gobernación del Cauca, ni voceros del Gobierno Nacional se han pronunciado para confirmar si se adelantan investigaciones, operativos de búsqueda o capturas. La falta de información ha generado una enorme molestia entre la población, que siente que la seguridad vial es cada vez más precaria y que la región está siendo abandonada a su suerte. Mientras tanto, los videos del ataque continúan circulando por redes sociales como evidencia del terror vivido.