Cada vez es más común ver animales silvestres caminando por zonas urbanas de Cali. Esta semana, tres nuevos casos volvieron a encender las alertas sobre la presencia de fauna nativa en espacios habitados por humanos. Aunque muchos reaccionan con sorpresa e incluso ternura, los expertos advierten que detrás de estos encuentros hay un problema serio: la presión ambiental y los desequilibrios causados por la intervención humana.
Uno de los casos más llamativos ocurrió esta semana, cuando fue hallada una serpiente venenosa en las afueras de una vivienda. Se trata de la serpiente más letal de Suramérica, un ejemplar de 1,15 metros de largo y 1,49 gramos de peso, que fue rescatado por el Cuerpo de Bomberos y entregado al DAGMA. Aunque su veneno es altamente tóxico, especialistas aseguran que no representa un peligro directo si no es provocada. Aun así, muchas personas tienden a atacar este tipo de animales por miedo o desinformación.
Pocos días antes, en el barrio Valle del Lili, al sur de la ciudad, vecinos avistaron un guatín, un pequeño roedor silvestre, paseando tranquilamente por una zona verde. Aunque suele confundirse con el chigüiro, el guatín no necesita cuerpos de agua cercanos para sobrevivir. Su presencia causó curiosidad, pero no representa amenaza alguna.
La madrugada del jueves 24 de julio también dejó una escena poco común: un zorrillo fue captado en video caminando por las inmediaciones de Homecenter, hacia la 1:10 a.m. El hecho llamó la atención de los habitantes, pues no es frecuente observar este tipo de fauna en plena ciudad.
Lo que revela la presencia de estos animales
Delio Orjuela, médico veterinario zootecnista y coordinador operativo del hogar de paso del DAGMA, explicó que estos animales no son ajenos a la región. “Esta fauna ha habitado históricamente en las zonas que hoy son urbanas. Lo que pasa es que algunas especies se han adaptado mejor a la presencia humana, especialmente en contextos donde hay un manejo inadecuado de residuos”.
Dejar basura en la calle, alimentar animales domésticos al aire libre o no asegurar correctamente los desechos son prácticas que, según Orjuela, atraen especies oportunistas como zarigüeyas, zorros, serpientes o aves carroñeras. En el caso de los reptiles, incluso su presencia puede estar ligada al aumento de ratas, ya que estas son su fuente principal de alimento. “Si dejamos que las ratas proliferen, atraeremos a sus depredadores”, señaló.
Un aspecto preocupante es que, aunque muchos ciudadanos tienen la intención de “ayudar” a los animales silvestres, alimentarlos con comida para perros o restos de comida humana puede alterar su dieta natural, causar desnutrición, enfermedades bucales y dependencia del alimento fácil. Orjuela fue claro: “A veces, la mejor manera de ayudar es no intervenir. Si vemos un animal silvestre, no lo alimentemos ni intentemos acercarnos. Lo correcto es reportarlo a las autoridades ambientales”.
El aumento en los avistamientos también ha traído más atropellamientos, especialmente de zorros cañeros, que aún habitan los canales naturales que cruzan parte de la ciudad. Muchos de estos animales mueren por enfermedades como parvovirus o moquillo, transmitidas por perros que sí están vacunados, pero ellos no.
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La situación ha llevado al DAGMA a reforzar su llamado a la ciudadanía: no atacar ni alimentar animales silvestres, asegurar correctamente los residuos, evitar dejar comida al aire libre y reportar cualquier avistamiento. Solo así se podrá evitar que la fauna nativa, que aún sobrevive en las zonas montañosas y periféricas de Cali, siga viéndose obligada a invadir la ciudad en busca de alimento.