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Inseguridad, el principal problema que aqueja a los caleños según encuesta

Encuesta revela que la inseguridad es la mayor preocupación de los caleños, superando otros problemas sociales y económicos.

La más reciente encuesta “Cali Va”, contratada por CW+ Noticias entre el 9 y el 19 de agosto de 2025 a 504 ciudadanos de Cali, arrojó un diagnóstico claro y contundente sobre la principal preocupación que hoy domina la agenda de la capital del Valle del Cauca: la inseguridad.

De acuerdo con los resultados, el 66,5% de los encuestados identificó a la violencia, la delincuencia y la falta de tranquilidad en las calles como el principal problema de la ciudad. La cifra supera de manera abrumadora a otros temas consultados, lo que confirma que la percepción de riesgo se ha convertido en el eje central de las conversaciones cotidianas y del debate político local.

El dato refleja que dos de cada tres caleños sienten que el mayor desafío actual es recuperar la seguridad. Este resultado no sorprende si se tiene en cuenta que, en preguntas paralelas de la misma encuesta, un 42,3% de los ciudadanos manifestó sentirse menos seguro que hace un año, mientras que solo el 12,9% considera que está más seguro.

Los recientes atentados han alimentado aún más esta percepción. El 21 de agosto de 2025, un carro bomba explotó cerca de la Base Aérea Marco Fidel Suárez, dejando al menos seis muertos y más de 60 heridos. En junio, tres explosiones casi simultáneas sacudieron barrios como Manuela Beltrán, El Mango y Meléndez, generando miedo y obligando a decretar medidas de excepción como ley seca y cierre anticipado de negocios. Estos hechos marcaron un antes y un después en la percepción de seguridad de los caleños.

En la práctica, esta percepción se traduce en miedo a salir de noche, en barrios con alta presencia de pandillas, en la desconfianza frente al transporte público y en el temor generalizado a ser víctima de una bomba en cualquier zona de la ciudad. La inseguridad, más que una estadística, se ha convertido en un factor que limita la vida cotidiana: modifica horarios, altera rutinas y genera tensiones en el tejido social.

Los testimonios recogidos en grupos focales también refuerzan esta conclusión.“Uno todavía siente miedo de salir tarde, la delincuencia no ha bajado como dicen”, comentó una ciudadana

Aunque la inseguridad acapara la atención, la encuesta también revela qué otros problemas preocupan a la ciudadanía, aunque con mucha menor intensidad.

En segundo lugar se ubica la infraestructura y las vías (7,9%). Muchos ciudadanos resaltan el mal estado de las calles, los huecos constantes y el deterioro del espacio público como una molestia diaria. Sin embargo, la magnitud de esta preocupación palidece frente al temor por la delincuencia.

La corrupción (5,8%) aparece como la tercera causa de malestar ciudadano. Si bien no es tan inmediata como la inseguridad o el transporte, refleja un sentimiento de desconfianza hacia las instituciones locales y la administración pública. “No importa cuánto prometan, al final siempre se pierde la plata en manos de unos pocos”, fue uno de los comentarios recogidos en el ejercicio cualitativo.

Muy cerca, el desempleo (5,4%) también es mencionado como un problema estructural. La falta de oportunidades formales y la dependencia del “rebusque” siguen marcando la vida económica de miles de familias. Este punto, además, conecta con la percepción de inseguridad, pues muchos ciudadanos asocian la falta de empleo con el aumento de la delincuencia juvenil.

Por su parte, la movilidad y el transporte (5,0%) constituyen otra fuente de frustración. Los constantes trancones, la deficiencia en el sistema de transporte masivo MIO y la percepción de que los operativos de tránsito son más represivos que pedagógicos se suman al descontento. Este aspecto, aunque no aparece en el primer lugar, tiene impacto directo en la calidad de vida de los caleños y suele estar ligado a la crítica por la falta de planeación urbana.

En la parte baja de la lista, otros asuntos aparecen con porcentajes menores. La salud pública (4,2%) es señalada principalmente por las demoras en citas médicas, la saturación de hospitales y las dificultades en atención oportuna en los barrios periféricos.

El medio ambiente (0,6%) y la educación (0,4%) son percibidos como problemas poco urgentes, aunque su relevancia podría crecer en el futuro. Varios jóvenes consultados mencionaron que la contaminación de los ríos, la falta de árboles en la ciudad y el abandono de colegios son temas que “pasan desapercibidos, pero que afectan a largo plazo”.

Un 3,6% de los encuestados señaló “otros problemas”, entre los cuales se mencionaron la drogadicción, el microtráfico en los barrios y la falta de espacios recreativos. Finalmente, un pequeño grupo respondió que no sabe o no responde (0,4%), e incluso un 0,4% dijo que Cali no tiene ningún problema, un porcentaje mínimo que contrasta con la visión crítica mayoritaria.

El hecho de que la inseguridad concentre dos tercios de las menciones como principal problema no solo constituye un reto para la administración de Alejandro Eder, sino también para las autoridades departamentales y nacionales. Cali es una ciudad estratégica en términos económicos, culturales y logísticos, y su seguridad impacta al Valle del Cauca y al país en general.

El desafío es doble: por un lado, reducir las cifras de criminalidad mediante acciones efectivas de control y justicia, y por otro, recuperar la confianza ciudadana, hoy claramente erosionada. Sin esa confianza, cualquier iniciativa oficial pierde legitimidad.

La encuesta “Cali Va” ofrece una radiografía clara: la inseguridad es el gran problema de Cali, el que más afecta la vida diaria, condiciona las emociones colectivas y define la opinión política de los ciudadanos. Otros temas como las vías, la corrupción, el desempleo o la salud son importantes, pero ninguno logra opacar el temor a la violencia y al delito.

Cali, conocida mundialmente como la capital de la salsa y reconocida por la alegría de su gente, enfrenta hoy el reto de que sus habitantes puedan vivir con tranquilidad en sus barrios y calles. Para los caleños, la seguridad no es un lujo ni una promesa electoral, es la condición básica para recuperar la confianza en su ciudad.