La Secretaría de Educación de Cali abrió la discusión sobre la posible eliminación de 10.000 cupos escolares en colegios privados bajo la modalidad de cobertura contratada. El tema cobró fuerza en reuniones con el Ministerio de Educación y los sindicatos SUTEV y FECODE, quienes defienden que la administración oficial debe recuperar progresivamente la totalidad de los cupos.
La decisión aún no está tomada, pero de avanzar, el cambio sería gradual. De hecho, ya se proyecta que en 2026 instituciones como Nelson Garcés Vernaza y Llano Verde vuelvan al sistema estatal, lo que ampliaría la matrícula oficial en cerca de 15.000 estudiantes. El debate no se centra solo en cifras, sino en la viabilidad de que el sistema público asuma la totalidad de la demanda.
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Riesgos y retos para el sistema oficial
Expertos en educación advierten que un recorte de este tamaño podría traer presiones inmediatas sobre la infraestructura escolar. La saturación de aulas, la falta de capacidad docente y el riesgo de un aumento en la deserción escolar figuran entre las principales alertas. Actualmente, más de 35.000 alumnos dependen de la cobertura contratada, lo que refleja la magnitud del desafío.
Las familias también expresan inquietudes. Muchos padres valoran los colegios privados contratados por sus programas de bilingüismo, formación tecnológica y niveles de acompañamiento pedagógico superiores a los del promedio oficial. Si la transición no se maneja con una planeación sólida, los estudiantes podrían perder beneficios académicos que han sido fundamentales en su proceso educativo.
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Entre el fortalecimiento público y la incertidumbre social
Para los sindicatos, la reducción de la cobertura representa un triunfo histórico. SUTEV sostiene que Cali tiene la capacidad de recibir a todos los estudiantes en instituciones oficiales y que mantener la contratación es prolongar una solución que debilita la educación pública.
“Debemos reducir la cobertura contratada hasta eliminarla por completo. Nuestra ciudad tiene cómo atender a esa población”, afirmó Libardo Benítez, presidente del sindicato.
Sin embargo, la otra cara del debate plantea preocupaciones. Con el fortalecimiento del sistema oficial, los estudiantes también quedarían expuestos a los paros que suelen convocar las organizaciones sindicales, lo que podría afectar los calendarios académicos.