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Fracaso en Cañaveralejo: taurinos y animalistas unidos en el descontento durante la Feria de Cali

Pobre desempeño de la ganadería Campo Real empaña la temporada.

La 68.ª Feria de Cali atraviesa una de sus crisis más agudas en cuanto a la temporada taurina se refiere. Lo que históricamente ha sido un punto de división entre ciudadanos, ha logrado este año un consenso inesperado: el rechazo generalizado. Mientras los sectores animalistas mantienen su lucha contra la crueldad animal, los aficionados taurinos han estallado en críticas por la “bajísima calidad del espectáculo” ofrecido en la Plaza de Toros de Cañaveralejo.

Una tarde “vacía” y sin transmisión

La segunda corrida de abono, que contaba con los diestros Román, Joaquín Galdós y Javier Zulueta, fue catalogada por expertos y asistentes como un “fiasco”. El foco de la indignación recayó sobre la ganadería Campo Real, cuyos ejemplares fueron descritos como “mal presentados, anovillados y mansos”.

  • Ganado deficiente: los astados fueron criticados por su falta de presencia y bravura, ofreciendo nulas oportunidades para el lucimiento artístico.
  • Faenas de “silencio”: en los tendidos, el ambiente fue de frustración. El peruano Joaquín Galdós logró cortar una oreja tras un esfuerzo calificado como “sacar agua de una piedra”, mientras que Román y el debutante Javier Zulueta poco pudieron hacer ante ejemplares vacíos de fondo.

Descontento en ambos bandos

La situación ha generado un fenómeno inusual en la ciudad. El descontento con la temporada taurina 2025 es compartido por dos frentes opuestos:

  1. Animalistas: continúan su protesta contra la realización de estos eventos, considerándolos obsoletos, crueles y fuera de lugar en una sociedad que busca la protección animal.
  2. Taurinos: se sienten defraudados por la organización, alegando que la falta de rigor en la selección del ganado socava la defensa de la tradición y degrada la categoría de Cañaveralejo como plaza de primera.

El futuro de la tauromaquia en 2026

La decepción de esta temporada aviva el debate sobre la continuidad de las corridas en la programación oficial de la Feria. Con una afición indignada por la “pobreza” del espectáculo y una presión social creciente por la abolición, la Feria de Cali 2026 se enfrenta al desafío de decidir si mantiene un evento que, por diversas razones, parece no dejar satisfecho a nadie.

La indignación en los tendidos y los largos silencios durante la lidia son el reflejo de una tradición que, además del cuestionamiento ético, hoy enfrenta una crisis de calidad que podría acelerar su desaparición de la sucursal del cielo.

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