Colombia vive una crisis de violencia que alcanza sus rincones más vulnerables, y los niños, niñas y adolescentes están pagando un precio desgarrador. En un contexto donde la violencia armada y las dinámicas criminales ya representan una amenaza constante para la sociedad, los más jóvenes ahora se ven cada vez más expuestos a situaciones de peligro en sus propios hogares y comunidades.
Según reportes de Medicina Legal, entre abril y agosto de 2024, se registró un incremento alarmante de homicidios infantiles, pasando de 177 casos en abril a un impactante registro de 375 en agosto. Estas cifras no son meros números; son la manifestación de una realidad sombría que exige la atención inmediata de las autoridades y de la sociedad en su conjunto.
Esta ola de violencia infantil está acompañada de casos individuales que han conmocionado a todo el país, exponiendo una compleja combinación de factores como el maltrato en el entorno familiar, la falta de intervención efectiva de las instituciones y un sistema judicial que, en muchos casos, falla en garantizar justicia y seguridad. Desde desapariciones y fuertes asesinatos, hasta prácticas de tortura y violencia vicaria, estos incidentes no solo desafían las capacidades del Estado para proteger a los menores, sino que además reflejan una alarmante normalización de la violencia en espacios que deberían ser seguros para los niños. Estos son los últimos casos de este tipo de violencia que se han registrado en el país en las últimas dos semanas:
Caso Sofía Delgado: Dolor e indignación en el Valle del Cauca
El 17 de octubre, Colombia despertó con una noticia desgarradora: el hallazgo del cuerpo sin vida de Sofía Delgado Zúñiga, de 12 años, en un cañaduzal en La Candelaria, Valle del Cauca. Sofía, desaparecida desde el 29 de septiembre, fue víctima de un brutal asesinato a manos de un vecino de la familia, quien confesó el crimen y ahora enfrenta cargos por feminicidio agravado, secuestro y destrucción de evidencia. Este crimen sacudió al país, reflejando una creciente preocupación por la inseguridad de los niños en sus propios entornos.
La tragedia de Alexis Delgado: Tortura y Maltrato Infantil
Tan solo días después del descubrimiento del cuerpo de Sofía, el país volvió a conmoverse con el hallazgo del cuerpo sin vida de Alexis Delgado, un niño de dos años, en la vereda Campo Hermoso, en San Cayetano, Cundinamarca. Alexis había sido reportado como desaparecido el 19 de octubre, luego de que saliera con el esposo de su tía, Carlos Herrán, a montar a caballo. En un principio, el gobernador de Cundinamarca informó que Herrán, en aparente estado de embriaguez, había dejado caer accidentalmente al niño y, al percatarse de que el golpe le causó la muerte, decidió enterrarlo.
Sin embargo, el análisis forense de Medicina Legal desmintió esta versión, revelando que el menor había sufrido violencia sistemática, incluyendo maltrato físico severo y tortura. Herrán, actualmente detenido y en proceso de investigación, enfrenta cargos de homicidio, tortura y abuso sexual.
Juan Felipe Camargo: La Injusticia y la impunidad
Aunque se trata de un accidente de tránsito, la muerte de Juan Felipe Camargo Correa, un niño de nueve años e hijo de un capitán del Ejército, ha generado indignación debido a las circunstancias y la impunidad. Una mujer arrolló al menor a la salida de su colegio en Bogotá, y, según sus familiares, estaba bajo los efectos del alcohol y de sustancias psicoactivas. La conductora sigue prófuga y aún no ha sido judicializada, lo que llevó a la familia de Juan Felipe a abrir la cuenta de redes sociales @justicia.para.juanfelipe para buscar apoyo y justicia.
La “Brujería” como Justificación de la Violencia Infantil
En el Atlántico, los abuelos de una niña de siete años la torturaron en lo que ellos mismos llamaron prácticas de “brujería”. Encontraron a la menor con graves lesiones causadas por quemaduras, golpes y mutilaciones infligidas con herramientas como pinzas y cigarrillos encendidos. Los abuelos, quienes justificaron estos actos como parte de un ritual, fueron arrestados y enfrentan cargos por tortura y abuso infantil.
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Violencia Vicaria: El Caso de dos niños en Bogotá
En Bogotá, la Policía capturó a Darwin Felipe Beltrán, un hombre acusado de asesinar a sus propios hijos de cuatro y siete años. En lo que aparenta ser un caso de violencia vicaria, Beltrán atacó a los niños en represalia hacia su pareja, quien buscaba separarse de él. Testigos aseguran que el hombre intentó agredir a su esposa y, al no lograrlo, dirigió su furia hacia los menores, quienes presentaban heridas de arma blanca.
Este caso se une a la tendencia alarmante de violencia vicaria en Colombia, una forma de violencia de género que utiliza a los hijos como instrumentos para infligir un daño emocional severo a las madres.
La controversia sobre reducción de penas a agresores de menores
Finalmente, mientras la sociedad colombiana asimila esta serie de tragedias, el reciente debate en el Congreso sobre la posibilidad de reducir penas a agresores de menores a cambio de cooperación judicial ha desatado una fuerte controversia. La propuesta plantea una rebaja de penas para aquellos que colaboren con información que facilite la captura de otros delincuentes.
Sin embargo, la posibilidad de que esto favorezca a quienes han cometido actos atroces contra menores ha generado rechazo tanto en la ciudadanía como en diversas organizaciones de derechos humanos. Para muchos, esta medida podría percibirse como un incentivo a la impunidad, enviando el mensaje de que los agresores de niños podrían reducir su castigo si contribuyen en otros casos, ignorando el impacto irreversible de sus actos sobre las víctimas.
Estos casos revelan una preocupante realidad en la que los niños y adolescentes colombianos enfrentan riesgos extremos en múltiples contextos, desde su propio hogar hasta las calles de las ciudades. La falta de una intervención robusta y preventiva por parte del Estado, sumada a un sistema de justicia que parece priorizar la eficiencia sobre la protección integral, deja a los menores expuestos a formas de violencia cada vez más crueles y complejas.