Las primeras lluvias de 2025 han desbordado los arroyos y colapsado el sistema de alcantarillado en Santa Marta, convirtiendo sus calles en auténticos ríos. En medio de esta crisis, el concejal Miguel Martínez, conocido como ‘El Mono’, decidió remar por las zonas más afectadas a bordo de un kayak, una acción que calificó como una parodia para visibilizar la problemática.
“Salimos en kayak para que la gente vea la crisis que estamos viviendo, una realidad que no podemos ocultar ni normalizar”, afirmó Martínez, quien recorrió la Calle 22, inundada con aguas lluvias y residuales. En sus declaraciones, criticó el mal estado del alcantarillado, la falta de mantenimiento y la ausencia de una Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR), problemática que afecta tanto la movilidad de los ciudadanos como el medio ambiente.
El concejal también dirigió un enérgico llamado al Gobierno local y nacional para que prioricen soluciones efectivas. “Es momento de que se hagan las verdaderas inversiones que se requieren. Estamos cerca de cumplir 500 años como ciudad y seguimos igual, o peor”, sentenció.
Crisis por lluvias e impacto ambiental
Más de 25 sectores de Santa Marta, incluyendo barrios como Pescaíto y el Centro, quedaron anegados tras las fuertes precipitaciones. Además, los ríos Guachaca, Buritaca y Manzanares se desbordaron, agravando la situación en comunidades rurales.
Residentes denuncian que esta crisis se repite cada temporada de lluvias, sin que las autoridades implementen medidas definitivas. Las inundaciones afectan viviendas, paralizan el tránsito y contaminan la bahía de Santa Marta, una de las principales atracciones turísticas de la ciudad.
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Organizaciones ambientales advierten que la contaminación marina pone en riesgo el ecosistema costero y la economía turística. “La falta de una PTAR es un problema histórico que requiere atención inmediata. Sin ella, el impacto será irreversible”, señaló un representante local.
Un llamado urgente
La protesta de Martínez ha encendido el debate público sobre la necesidad de atender con urgencia la crisis del alcantarillado. Su acción, más allá de lo simbólico, evidencia una realidad crítica que afecta la calidad de vida de los samarios y la sostenibilidad de su entorno.
El reto ahora recae en las autoridades, que deben actuar con prontitud para evitar que Santa Marta continúe enfrentando las mismas problemáticas cada temporada de lluvias.