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De sueño a pesadilla: La historia de una colombiana víctima de trata de blancas en México

A sus 22 años, la bogotana cayó en una red de trata de blancas tras aceptar una falsa oferta laboral en México.

Hace poco se conoció la historia de Alison Vivas, una colombiana que enfrentó una difícil situación en el año 2017. En ese momento, pensaba que estaba por iniciar una de las mejores etapas de su vida con nuevas oportunidades.

La joven, que entonces tenía 22 años, cursaba su carrera profesional en mercadeo y llevaba una vida establecida en Bogotá. Sin embargo, en busca de mejores oportunidades, decidió aceptar la propuesta de su amiga Milena, quien le aseguró que podía ayudarla a conseguir un buen trabajo en Cancún, México.

Su historia fue conocida por primera vez a través de un podcast reconocido en Colombia.

Alison relata que desde pequeña creció en una familia disfuncional. Su madre era empleada doméstica y su padre, aunque presente, era violento, maltratador y poco responsable“Jamás trabajó. Lo único que hacía era beber y golpearnos.”narró en entrevista con BBC News.

Según ella, los golpes eran tan frecuentes que al llegar a casa siempre era normal recibir maltratos físicos o verbales. Cuando no la golpeaban, se encerraba en su cuarto mientras escuchaba las discusiones entre sus padres.

Este ambiente de violencia y desesperanza fue una de las razones principales que la llevaron a querer huir y buscar una vida mejor para ella y su madre.

La oferta laboral de Milena

En la universidad, Alison conoció a Luisa, su amiga más cercana, quien la presentó con Milena. Esta última les contó que había conseguido un trabajo en Cancún y que le iba muy bien. “Nos contaba que su trabajo era fácil y bien pagado, e incluso nos mostró el restaurante por videollamada.” aseguró Alison.

Su situación económica en Colombia era complicada, por lo que Milena ofreció ayudarla. Habló con su jefe para conseguirle una oportunidad laboral. “A los pocos días, yo ya estaba en contacto con el jefe de Milena y su secretaria planeando mi viaje.” contó.

Su plan era trabajar, ahorrar para pagar su semestre de universidad y volver a Colombia. Para facilitarle el viaje, le ofrecieron un préstamo para sacar su pasaporte y comprar el tiquete de avión. “Me explicaron detalladamente lo que tenía que hacer al llegar a Cancún. Tenía que pasar por el filtro número 1 y decir que iba de vacaciones por una semana.”relató.

Sin avisarle a nadie, decidió partir hacia México.

Alison llegó sin inconvenientes al aeropuerto, pero al salir la recibió un hombre que no le inspiró confianza. “No era muy amable, le decían La Foca.” contó.

Este hombre la llevó a una casa apartada en una calle cerrada, donde la recibió una mujer colombiana llamada Angélica, quien era la encargada del lugar y de quienes vivían allí.

Hasta ese momento, todo parecía normal. Alison se comunicó con su madre y le dijo que había llegado bien. Pero al día siguiente, la situación dio un giro inesperado.

La deuda y el “contrato”

Un hombre desconocido llegó con un contrato que Alison debía firmar. Este documento establecía que adquiría una deuda de 170.000 pesos mexicanos por el costo del pasaporte y los vuelos. “No voy a mentir. No me senté a leer ese papel palabra por palabra.” confesó Alison.

Asegura que su pasaporte fue retenido hasta que pagara la deuda. Pensaba que podría liquidarla en seis meses, sin embargo, todo era parte de un engaño.

En un inicio, le dijeron que el lugar donde trabajaría aún no estaba listo, por lo que la enviaron a un restaurante, el mismo que Milena les mostraba por videollamada. “Nunca me hubiera imaginado que en un lugar tan concurrido por familias y turistas algo raro estuviera pasando.” afirmó.

Allí le entregaron un vestido blanco. Con el paso de las horas, observó que sus compañeras se sentaban con clientes y luego se iban con ellos. Fue en ese momento cuando comprendió la realidad de su “trabajo”.

Las otras mujeres le explicaron que su función era conversar con los clientes y convencerlos de pagar por “servicios de compañía” o sexuales. Una vez pagado, un chofer del restaurante las llevaba a otro lugar.

“Cuando me di cuenta de lo que estaba pasando, Milena, la que yo creía mi amiga, dejó de responderme los mensajes.”afirmó. Más tarde, descubrió que Milena era la pareja del jefe del negocio.

Su otra amiga, Luisa, también llegó a Cancún a pesar de que Alison intentó advertirle. A su madre nunca le contó la verdad, pues no quería preocuparla.

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Esclavitud y miedo

Alison asegura que vivía con miedo, pues los traficantes presumían tener apoyo de la policía. “No podía salir sola. Si quería salir, debía llamar a ‘La Foca’. Siempre estaban pendientes de lo que hacíamos.” dijo.

Luego de mes y medio, la trasladaron a un nuevo lugar de trabajo, un bar en una carretera a las afueras de Cancún“Ahí ya no había nada que esconder.” afirmó.

En este lugar, las mujeres debían hacer dos o tres shows por noche bailando en un tubo de pole dance. Cada noche, solo lograba descontar 500 pesos mexicanos de su deuda.

“La idea siempre era mantenernos esclavas el mayor tiempo posible. La deuda, en vez de disminuir, crecía cada vez más.”aseguró.

Una noche, mientras bailaba, hombres armados irrumpieron en el lugar y apagaron las luces. “Vístase.” le ordenó uno de ellos.

Asustada, corrió a su camerino, donde estaban sus compañeras. Los hombres se identificaron como autoridades mexicanas y anunciaron que estaban allí para rescatarlas“Llegó un bus grandísimo por nosotras.” relató Alison.

Gracias a este operativo, Alison y otras víctimas fueron liberadas y regresaron a Colombia.

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