El pulso político se tensó cuando Álvaro Leyva, quien dirigió la Cancillería entre 2022 y 2024, hizo pública una misiva de cinco páginas en la que recuerda un pasaje incómodo de la gira presidencial por París en junio de 2023. Según su versión, Petro estuvo ilocalizable durante 48 horas completas, situación que asegura le permitió confirmar “un problema de drogadicción” del jefe de Estado.
Leyva no se limita a la anécdota parisina: menciona retrasos crónicos, discursos erráticos y “viajes carentes de sentido” que en su opinión obedecen a la misma causa. “Su recuperación nunca tuvo lugar”, sentencia el exministro, sugiriendo que la adicción afecta el desempeño presidencial.
La reacción de Casa de Nariño llegó con la rapidez habitual en la cuenta de X del mandatario. Petro, sin referirse al fondo de la acusación, acusó a los medios de amplificar insultos para obtener clics. “¿París no tiene museos o parques más interesantes que el escritor?”, se preguntó, en tono mordaz, antes de recordar que su familia vive allí y que “casi todo en París es más interesante” que Leyva. Para el presidente, la carta dice más del autor y de la prensa que de él mismo.
Reacciones generó la carta en la oposición
La controversia no pasó inadvertida en el Capitolio. Opositores como Miguel Uribe y Paloma Valencia pidieron citar a debate de control: “La salud del presidente es asunto de Estado”, dijo Valencia. En contraste, sectores del Pacto Histórico tacharon la carta de “vendetta” personal.
Expertos en derecho constitucional advierten que, si Leyva presentara pruebas médicas o testimonios verificados, el asunto podría escalar hasta la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara. Por ahora, el exministro no ha entregado material adicional, y la Fiscalía no se ha pronunciado.
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Organizaciones de prensa defendieron la cobertura de un documento emanado “del corazón del anterior gabinete”, recordando que el propio Petro declaró la transparencia como principio rector de su mandato. El silencio oficial más allá de los trinos alimenta la expectativa sobre los próximos pasos.
Mientras el país aguarda si Leyva sustenta sus afirmaciones o si la Procuraduría abre indagación sobre la salud del mandatario, la disputa pública exhibe fisuras irreparables entre Petro y uno de sus antiguos aliados clave. De prosperar pesquisas, el episodio podría redefinir el clima político de la segunda mitad del gobierno; de lo contrario, podría diluirse como un duelo más en el cada vez más áspero ruedo digital colombiano.